Translate

jueves, 10 de julio de 2014

Estados Unidos, California protesta contra la inmigración: Los inmigrantes traen enfermedades y delincuencia

Enfrentamiento entre manifestantes ante el centro de detención de Murrieta, el 4 de julio./Mark J. Terrill (AP)
"Aseguren nuestras fronteras" o "Fuera la inmigración ilegal" son algunos de los mensajes que durante estos día se pueden leer en las pancartas que portan los ciudadanos que desde hace una semana se están manifestando en la ciudad de Murrieta, en el sur de California (EE.UU.).
Las protestas a favor y en contra de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos se han intensificado en la ciudad californiana de Murrieta, desde la pasada semana cuando un grupo de manifestantes bloqueó una carretera para impedir el paso de autobuses que transportaban a mujeres y niños centroamericanos sin papeles a un centro de la Patrulla Fronteriza.
El viernes de la misma semana, decenas de partidarios y detractores de los inmigrantes se han concentrado para manifestarse con pancartas, megáfonos, cánticos e incluso rezos y bailes.
Ayer grupos en defensa de los inmigrantes celebraron en diferentes ciudades de California vigilias de apoyo a los menores centroamericanos llegados a Estados Unidos, mientras continúan en Murrieta las protestas para bloquear la entrada de autobuses con más inmigrantes.
Las familias de inmigrantes que están siendo trasladadas al sur de California son parte del enorme flujo de ciudadanos centroamericanos -la mayoría de ellos niños- que están llegando en los últimos meses a la frontera sur de Estados Unidos y que han desbordado a las autoridades, creando una situación que ha sido calificada de"crisis humanitaria" por el presidente Barack Obama.

Mientras continúan las protestas en Murrieta, otros grupos muestran su apoyo a los inmigrantes.

Los manifestantes contrarios a la llegada de nuevos inmigrantes han estado bloqueando el paso de los autobuses que transportan a los indocumentados, que están siendo transferidos desde Texas y Arizona debido al colapso en esos lugares de las instalaciones que albergan a los miles de inmigrantes que han llegando a la frontera sur de EE.UU. en los últimos meses.
Aseguran que no quieren a los sin papeles en Murrieta porque "traen consigo enfermedades" y "muchos de ellos son delincuentes" y culpan al gobierno de Barack Obama de la crisis migratoria que se está viviendo en suelo estadounidense.
Frente a los que protestan contra los indocumentados, separados por un cordón policial y ante la atenta mirada de los periodistas, están los activistas que trabajan en favor de los derechos de los inmigrantes y sus simpatizantes, quienes también llevan una semana montando guardia en la localidad californiana.
En los últimos días se han vivido escenas de tensión entre ambos grupos, que no han dejado de proferirse gritos e insultos, teniendo que intervenir las autoridades en varias ocasiones realizando varias detenciones.
Manifestante en Murrieta, California
Angela lleva protestando desde la semana pasada. BBC.
"Estamos aquí para que el gobierno haga algo de una vez por todas para arreglar el sistema migratorio", declaraba para BBC Mundo Angela, una vecina de Murrieta que lleva desde la semana pasada apostada junto a varios familiares y amigos en la carretera que conduce al centro de la Patrulla Fronteriza en el que deberían ser hospedados los indocumentados, que en su mayoría provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador.
"En esta comunidad no tenemos los medios para hacer frente a esta situación. Estos niños nos dan pena, pero no podemos hacernos cargo de ellos. Tenemos nuestros propios pobres, veteranos y niños que también necesitan ayuda", asegura la mujer.
Cuando se le preguntas por qué teme que trasladen a los indocumentados a Murrieta, Angela dice que "no hay que olvidar las enfermedades y la delincuencia que traen con ellos".
"Algunos tienen tuberculosis o están cubiertos de piojos. No es su culpa pero no están siendo visitados por médicos de forma adecuada. Además, algunos son miembros de pandillas",afirma.
Ante la crisis de hacinamiento en centros de detención de Texas de niños indocumentados, sobre todo de Centroamérica (han sido interceptados cerca de 50.000 en lo que va de año y la capacidad de estos centros temporales está desbordada), el Gobierno decidió repartir la carga entre otros centros de detención de la policía fronteriza hacia el oeste, en Arizona y California. Los distribuye en grupos de unos pocos cientos. Uno de esos centros es el de Murrieta, en San Diego, que está preparado para albergar unas 200 personas, según el Ayuntamiento, y normalmente acoge traficantes interceptados en las autopistas. En esta ciudad los manifestantes, contrarios a la inmigración, han impedido, a los guardias que trasladan a los ilegales, hacer su trabajo de llevar y traer inmigrantes detenidos.
"Hemos de cerrar nuestras fronteras. No sé si estos niños son delincuentes o terroristas, pero no hay duda de que hay criminales que están constantemente entrando en el país", asegura Michael Herrera, un joven de origen mexicano.
Manifestación en Murrieta, California
Decenas de personas se han manifestado a favor de los inmigrantes.

Mientras tanto a pocos metros de los contrarios a acoger a los inmigrantes en su localidad, con la consigna "protejan a los menores indocumentados", decenas de manifestantes se concentraron la noche del miércoles en Murrieta, al igual que en ciudades como Los Ángeles, San Diego y San José, donde exigieron a la Administración Obama que los niños centroamericanos detenidos en la frontera puedan solicitar el estatus de refugiados.
Las diferencias, y la tensión, entre ambos grupos va subiendo día a día. Robin Hvidston, portavoz del grupo "We the People", aseguró que las muestras de rechazo a los inmigrantes han sido un éxito y han inspirado a personas de ideas afines en todo el país.
"Nos están llamando y han dicho que quieren unirse, e incluso viajar hasta aquí en futuras protestas, y los estamos reclutando", advirtió la mujer, que comandaba un grupo antiinmigrantes que se plantó frente a las instalaciones de la patrulla fronteriza de Murrieta, donde se realizó una de las vigilias.
Natalie Webb, de 23 años, que se acercó a la concentración contraria a los traslados, con su bebé de ocho meses en brazos, para solidarizarse contra los inmigrantes, mostraba su rechazo diciendo: "No queremos que los traigan aquí". Para añadir a continuación, "Los tienen en comisaría y luego los dejan libres. El Gobierno no sabe nada de estas personas que deja sueltas. Sin embargo pueden tener enfermedades o ser criminales en sus países". El argumento de las enfermedades es repetido por otras mujeres, que no quieren que sus hijos vayan a los colegios públicos junto a esos inmigrantes.
Protesta en Murrieta, California
En los últimos días se han vivido escenas de tensión entre ambos grupos.
Sin embargo, y a pesar de las protestas, activistas en defensa de los inmigrantes expresaron también en Murrieta su indignación "por el rechazo que está generando esta crisis de menores migrantes, desde la Casa Blanca hasta los residentes de algunas ciudades que están discriminando a estos niños", según manifestó Angela Sambrano, portavoz de un colectivo defensor de los indocumentados.
Hoy la asambleísta por Murrieta Melissa Melendez envió una carta al gobernador, Jerry Brown, pidiéndole intervenir con el gobierno federal para que no haga traslados de inmigrantes a este sector de California.
Meléndez también expresó su preocupación por el tiempo que la policía de Murrieta y agentes de la Patrulla Fronteriza han tenido que gastar lidiando con las manifestaciones y descuidando prioridades, como la lucha contra el contrabando de drogas.
Entre tanto el respaldo gradual de legisladores y jefes de ayuntamiento ha dado mayor impulso a los activistas que buscan desesperadamente una acción ejecutiva para proteger de las deportaciones a los menores.
Uno de los primeros en abrir las puertas de la ciudad de Los Ángeles a los menores migrantes fue el alcalde Erik Garcetti, quien dijo a los medios que los niños que tienen a sus padres aquí podrán venir confiados que serán respaldados y se les brindará toda la ayuda posible.
También en San Diego decenas de personas mostraron la noche de ayer su apoyo a los inmigrantes centroamericanos en otra vigilia frente a las instalaciones de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) en San Diego.
Mientras realizaban la demostración pacífica, una niña salvadoreña de siete años fue liberada de esas mismas oficinas junto a su madre, y ambas fueron recibidas por la organización Ángeles de la Frontera.
Anna Castro, portavoz de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en San Diego, señaló que la organización se está cerciorando de que inmigrantes que llegan tengan albergue y servicios básicos, incluyendo protección legal.
Protesta en Murrieta
Frente a frente defensores, de la acogida a los ilegales, y detractores.
Alan Long, alcalde de Murrieta, un bombero medio mexicano por parte de madre y casado con una mexicana, declaraba a la BBC, "(...) nos preocupa el estado de las instalaciones de la Patrulla Fronteriza. En realidad es una cárcel. Quieren meter a niños y mujeres en una cárcel durante varios días. Este no es el lugar para albergarlos", señala Long. Para afirmar después que no es una cuestión de racismo, el oponerse a la llegada de ilegales, sino de condiciones de salud e higiénicas que se le pueden ofrecer a los niños que llegan a la ciudad.
Sin embargo Nora, una panameña nacionalizada estadounidense que desde hace más de diez años vive en Murrieta, no está de acuerdo.
"Claro que hay racismo en esta zona. Lo sé por la forma en la que te miran y te tratan", asegura la mujer, que considera que "los que protestan en contra de los sin papeles son unos egoístas que no piensan en el bienestar de los niños".

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes dejar aquí tus opiniones e impresiones sobre una entrada concreta, sobre algún tema sobre el que te gustaría ver una nueva entrada o sobre cualquier tema del blog en general.