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miércoles, 2 de julio de 2014

Argentina, Ayer se cumplieron 40 años de la muerte de Juan Domingo Perón

Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974, a los 78 años
Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974, a los 78 años
El 1 de julio de 1974, a las 13:15, falleció Juan Domingo Perón. Su muerte causó distintos sentimientos en la sociedad argentina: tristeza para los trabajadores, alivio para el antiperonismo, e incógnitas sobre el futuro. Comenzaba en la Argentina una etapa que aún hoy continúa: la del peronismo sin Perón.
Ese día el país se conmocionó con la muerte de una de las máximas figuras de la historia contemporánea argentina, y el único que accedió tres veces a la primera magistratura, despertando amores, fanatismos y odios.
Ese lunes lluvioso, hace 40 años, moría el hombre, pero no nacía el mito, porque el mito ya había nacido décadas antes. Moría el hombre que marcó la política argentina del siglo XX y cuyo nombre sigue siendo referencia para muchos a pesar del paso de los años. El mismo nombre que muchos reivindican y reinterpretan 40 años después. Luego de la muerte del tres veces presidente, el peronismo cobijó a expresiones tan dispares como el menemismo y el kirchnerismo. Todos aseguran ser peronistas. Pero no muchos tuvieron la oportunidad de conocerlo ni de hablar con él.
Ese día se iniciaba en el país la época del "peronismo sin Perón", del Partido Justicialista sin su creador, de los gobernantes evocándolo o intentando interpretarlo.
La noticia de la muerte de Perón, a los 78 años, fue confirmada por su esposa y entonces vicepresidenta, María Estela Martínez, quien quedó a cargo del Poder Ejecutivo hasta el golpe de Estado, llevado a cabo por los militares, que llegaría casi dos años después, y que significó una de las páginas más sangrientas de la historia argentina.
"El presidente de los argentinos ha dado a su patria y al continente latinoamericano la más grande expresión de grandeza y humanismo cristiano. Entregó su vida en holocausto a la libertad pacífica de los pueblos. Hasta sus últimos instantes trabajó por la unidad nacional, continental y universal. Con gran dolor debo transmitir al pueblo el fallecimiento de un verdadero apóstol de la paz y la no violencia", anunció Isabel Perón, para desconsuelo de quienes lo amaban.
Perón había muerto a las 13.15, aunque los rumores sobre su salud habían comenzado a circular desde las primeras horas de ese lunes 1º de julio de 1974 y se intensificaron a las 10.25, cuando por radio se anunció que el presidente había sufrido un paro cardíaco, del que fue reanimado por sus médicos.
Había nacido el 8 de octubre de 1895 en Lobos, provincia de Buenos Aires, y se convirtió en el primer y único político argentino en ser presidente en tres períodos, aunque dos de ellos no pudo completarlos.
Eva Duarte y Juan Domingo Perón saludan a la multitud desde el balcón de la Casa Rosada, en octubre de 1950. AP.
El primero tuvo lugar entre 1946 y 1952, año en que arrancó su segundo mandato, que no llegó a finalizar debido al golpe militar que lo derrocó el 16 de septiembre de 1955.
Luego de ser derrocado ese año, Perón estuvo 17 años exiliado, entre Paraguay, Centroamérica y España, logrando regresar a la Argentina por primera vez el 17 de noviembre de 1972. En esa oportunidad estuvo solo algunos días en el país, ungió a Héctor Cámpora como candidato a presidente y regresó a Madrid. Días más tarde concretaría su regreso definitivo para junio de 1973.
A la tercera Presidencia accedió el 23 de septiembre de 1973, luego de permanecer 18 años exiliado, y se mantuvo en el cargo hasta su fallecimiento. Su salud estaba ya muy deteriorada y sus problemas cardíacos hicieron necesario que contara con una guardia médica permanente. La última aparición en público había tenido lugar el 12 de junio del 74, cuando ante miles de simpatizantes que se habían congregado en la Plaza de Mayo, el general lanzó la histórica frase: "Mi único heredero es el pueblo".
"Me llevo en mis oídos la más maravillosa música que, para mí, es la palabra del pueblo argentino", dijo ese día, con sabor a adiós.
El líder fue velado en el Congreso y su funeral se extendió hasta el mediodía del 4 de julio de 1974, cuando su cuerpo fue trasladado a la Quinta de Olivos, rodeado de soldados y cientos de miles de personas bajo la lluvia que querían despedirlo.
Tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976, los restos de Perón fueron trasladados al cementerio de la Chacarita, donde fue profanada su tumba en junio de 1987. Luego de una larga travesía, en 2006, sus restos se depositaron en la histórica quinta de San Vicente, que había sido de su propiedad, en medio de disturbios y enfrentamientos.
El general también aportó a la historia nacional su figura femenina clave e ícono del siglo XX: su esposa Eva Duarte, aunque ella brilló con luz propia y trascendió al movimiento justicialista.
Se cumplen cuatro décadas sin Perón, un hombre que inspiró canciones, motorizó aversiones y sigue generando polémicas aún hoy. Un hombre que dejó historia, pero fundamentalmente, cultura.
En una entrevista con la agencia argentina Télam, el historiador Norberto Galasso aseguró que la desaparición física del viejo caudillo dejó "huérfano" al peronismo de un líder capaz de "conciliar los componentes internos en puja" representados por la derecha y la izquierda del partido.
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Imagen del funeral de Perón.
Pero la polarización ideológica del movimiento se había evidenciado con la llamada Masacre de Ezeiza (20 de junio de 1973), casi un año antes del fallecimiento del ex mandatario, del consecuente ascenso de María Estela Martínez de Perón a la Presidencia y de la creación de la tristemente célebre Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), encargada de perseguir y matar a militantes de izquierda (treinta días después de la muerte de quien fuera tres veces presidente de Argentina, la organización paraestatal comandada por López Rega asesinaba a balazos al diputado Rodolfo Ortega Peña, abogado defensor de presos políticos y director de la revista Militancia).
Según información periodística, el 20 de junio de 1973 hubieron algo más de 100 heridos y 13 muertos. Según versiones de los organizadores, hubieron 354 heridos y 25 muertos.
Nunca se pudo determinar la cifra real de los muertos y heridos producidos.
Esos hechos determinaron la renuncia de Héctor Cámpora a la presidencia, tras 50 días de gobierno, y la convocatoria de nuevas elecciones en la cuales el viejo caudillo se presentó secundado de su mujer, María Estela Martínez de Perón, conocida popularmente como Isabelita.
El 23 de septiembre, el líder del justicialismo se consagró presidente por tercera vez con el 62 por ciento de los votos, en tanto que la fórmula del radicalismo que integraban Ricardo Balbín y Fernando de la Rúa obtenía menos del 21 por ciento de los votos.
Para el historiador Norberto Galasso, en declaraciones para el periódico argentino Página/12, "La muerte de Perón, en gran medida, significó la crisis más profunda del peronismo, porque ya no habría nadie con capacidad para realizar lo que a él mismo le resultaba difícil: conciliar los componentes internos del movimiento". El historiador ubicó al menemismo como la fase "antiperonista" del movimiento nacional, que "hegemonizado por intereses extranjeros lleva adelante la destrucción de todo lo positivo que había hecho Perón del ’45 al ’55, con sus políticas de liberación nacional e industrialización con inclusión social". Mientras considera el kirchnerismo como "una reconstrucción del movimiento nacional con perfiles propios".
Marcos Novaro dice, en su libro "Historia de la Argentina 1955-2010", "Puede decirse (...) que la muerte de Perón, el 1° de julio de 1974, ocurrió en las peores condiciones".
Porque, sugiere el autor, "agravó inconteniblemente el vacío de poder, la pérdida de control sobre la economía y el choque de las fuerzas en pugna".
Entre esas fuerzas en pugna estaban esencialmente la izquierda y la derecha peronistas, cuya entente se había comenzado a romper poco tiempo antes y terminó de colapsar al morir su líder.
Aquel 1 de julio la congoja popular, ante la pérdida del hombre que había concedido derechos sociales y ciudadanos a los trabajadores argentinos, era enorme, tanta como la incertidumbre que provocaba el vacío político que dejaba con su ausencia.

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