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domingo, 1 de junio de 2014

Egipto, La victoria del militar Al-Sisi ¿representa el fin de la primavera árabe en el país?

Una mujer sostiene una pancarta del candidato Abdel Fatah al Sisi, en...
Una mujer sostiene una pancarta de Abdel Fatah al Sisi, en El Cairo. Reuters.
Hace tres años y medio, decenas de miles de personas ocupaban la simbólica plaza de Tahrir, en El Cairo, demandando el fin del régimen de 40 años de Hosni Mubarak, pidiendo democracia y justicia.
Ahora, tras las elecciones que le dieron el poder el exjefe del ejército Abdelfatah Al Sisi, los egipcios parecen haber apostado por una incierta estabilidad.
Al Sisi consiguió una abrumadora mayoría de los votos en las elecciones presidenciales egipcias, según los datos facilitados por fuentes judiciales obtuvo 93,3% de los votos.
Sin embargo, la abstención del 56%, a pesar de alargar un día el período de voto, ha generado dudas sobre la legitimidad del resultado -en la segunda vuelta del triunfo de Mursi participó el 52% del censo-. Las mismas fuentes judiciales indicaron que la participación se situó en el 44,4% de los 54 millones de personas llamadas a votar, quedando muy lejos de los 40 millones de votos o el 80% del electorado, que Al Sisi pidió la semana pasada.
Analistas egipcios dijeron que los votantes se habían quedado en casa por la apatía política, el rechazo a que otro militar sea presidente y el descontento por la represión contra los grupos liberales. Los islamistas también hicieron llamamientos para ignorar los comicios.
"Estas elecciones fueron sólo un acto, una farsa", dijo Mahmud Ibrahim, de 45 años, un residente del distrito de Imbaba que dijo que no fue a votar. "La participación fue muy baja, pero los medios mentirán al pueblo por el bien de un solo hombre".
Para diversos analistas la baja participación podría privarlo del poder que requiere revivir la economía y hacer frente a los disidentes islamistas.
Mariano Aguirre, director del Norwegian Peacebuilding Resource Centre (NOREF), en Oslo (www.peacebuilding.no), en una columna de opinión escrita para la BBC, se pregunta: Dada la importancia geopolítica de Egipto en la región, ¿se puede hablar del final de la Primavera Árabe?.
En la misma se puede leer, "Altas expectativas en política suelen dar lugar a grandes decepciones.
Los levantamientos que han sucedido en diversos países árabes desde diciembre de 2010, generaron inmensas esperanzas sobre una región que parecía condenada a vivir bajo gobiernos autoritarios.
La expectativa de ayer y la decepción de hoy ocultan la complejidad de procesos políticos que van más allá de ascensos y caídas en un corto período de tiempo.
El levantamiento árabe tiene dinámicas, actores y componentes nacionales e internacionales que impiden hacer juicio definitivo, pese a los actuales indicadores negativos".

Protesta contra Al-Sisi en Egipto.
Las protestas contra el gobierno de Al Sisi se mantienen en Egipto.
En sus primeras declaraciones tras su victoria en las elecciones presidenciales egipcias, el golpista Abdelfatá Al Sisi, que depuso al presidente islamista Mursi de su cargo, ha asegurado al diario kuwaití 'Al Yarida' que desea calmar el miedo de los jóvenes a volver al pasado, en alusión al régimen del expresidente Hosni Mubarak (1981-2011).
"Somos conscientes de que existe ese temor de la vuelta al pasado, pero no hay vuelta atrás, el país irá hacia adelante", ha señalado Al Sisi en la entrevista publicada por 'Al Yarida'.
Pese a la baja participación en los comicios más recientes, la victoria de Al Sisi con 23,9 millones de votos supera en número a los 13,2 millones con los que ganó Mursi.
En Egipto su poderoso ejército prefirió el fin de Hosni Mubarak y ser aplaudido como reformista, asegurándose mantenerse como árbitro de la pugna entre liberales y los Hermanos Musulmanes, permitiendo a estos últimos llegar al poder -pero no ejercerlo-, para terminar retomándolo con la aclamación de una parte de la población, lo que ha provocado una profunda división en la sociedad egipcia.
El gobierno militar de Abdelfatah Al-Sisi no tiene proyectos que ofrezcan alternativas a millones de jóvenes sin esperanzas de trabajo y un papel en su sociedad.
"Las elecciones en Egipto han sido un fracaso para el proyecto militar. La abstención del 55% muestra que la represión puede encarcelar o matar a los líderes de los Hermanos Musulmanes, pero no significa que aquellos que los apoyaban de forma convencida han cambiado sus lealtades.
Por otro lado, millones de los que ahora apoyan a Al-Sisi frente al caos de los últimos tres años quieren resultados, especialmente económicos y de estabilidad en sus vidas diarias, algo que difícilmente el gobierno podrá lograr", asegura Mariano Aguirre para la BBC.
Mientras una parte de la población egipcia ve al ex jefe del ejército como una figura fuerte que puede terminar con la agitación que ha convulsionado Egipto desde la revolución que terminó con Mubarak tras 30 años en el poder, los críticos, por el contrario, temen que pueda convertirse en otro autócrata que preserve los intereses del ejército aplastando las esperanzas de democracia y de reforma suscitada por las protestas que se acabó con Mubarak.
El invierno económico asola al país más poblado del mundo árabe desde el ocaso de Mubarak, que dejó una herencia de abismos sociales y pobreza difícil de digerir. A la devaluación de la libra egipcia y el desempleo, se une la brusca caída de la reserva divisas extranjeras, que se encuentra a menos de la mitad del nivel de 2011.
Desde el golpe de Estado que desalojó a los islamistas, las maltrechas arcas públicas han sobrevivido con la generosa inyección de petrodólares de países del golfo Pérsico como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. Pero el dinero se consume sin que desde el Gobierno se hayan empredido reformas que permitan sacar al país de la difícil situación económica y social en que se encuentra.

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