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lunes, 28 de abril de 2014

Siria, Alepo una ciudad destruida en una guerra tan cruel como indiferente y olvidada por la comunidad internacional

Hace unos meses la guerra de Siria tuvo su impacto mediático debido a los ataques con armas químicas contra la población. Pero una vez las conciencias occidentales se quedaron tranquilas, tras la intervención de algunos gobiernos, y el subsiguiente acuerdo para la destrucción de las mismas con el gobierno del tirano Bashar al Assad, los bombardeos continuaron más mortíferos, sangrientos e inhumanos mientras en paralelo aumenta el número de muertos, de refugiados, de desplazados de sus hogares, de viudas, huérfanos, y, en definitiva, de personas que sufren e intentan sobrevivir en un trágico día a día.
Al margen de la encarnizada guerra, Assad prepara su relección en los comicios presidenciales que ha convocado para principios de verano. En medio de la destrucción, y aún a sabiendas que difícilmente podrán colocar urnas en las zonas tomadas por los alzados, el Gobierno sirio considera la votación la única solución a la crisis.
Ayer al menos 24 personas murieron ayer y otras cincuenta resultaron heridas por bombardeos de los rebeldes a varios barrios controlados por el régimen sirio en la ciudad septentrional de Alepo. Los muertos se suman a los 61 registrados el viernes en otro enfrentamiento entre el Ejército sirio y los rebeldes.
La agencia Sana señaló que grupos "terroristas", como denomina a los rebeldes, lanzaron ataques con proyectiles de mortero. 
Hasta quince proyectiles cayeron en las zonas de Bab al Faray, Al Bustan, Al Qasr al Baladi y Al Barun, según Sana, que negó que los rebeldes hayan dominado varios mercados de la parte histórica de Alepo.
Por su parte, el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abderrahman, informó a EFE de que hubo al menos 21 fallecidos, entre ellos un menor de edad, mientras que nueve heridos están en estado crítico, por lo que la cifra de víctimas mortales podría aumentar.
Según la organización, brigadas islamistas lanzaron proyectiles de mortero contra barrios que están bajo el control de las fuerzas gubernamentales, algunos de ellos en el casco antiguo de la ciudad.
El Observatorio destacó también que estos bombardeos coinciden con la ofensiva lanzada hoy por el Frente Islámico, el Ejército de los Muyahidines y el Frente al Nusra (Al Qaeda en Siria), junto a otros milicianos extranjeros, contra barrios de Alepo controlados por el régimen de Bashar al Assad.

Un hombre lleva en brazos a una niña afectada por los enfrentamientos armados en Alepo. AFP


Un equipo de la BBC fue testigo del devastador efecto de los bombardeos contra los civiles sirios tras conseguir acceso exclusivo a zonas rebeldes de la mayor ciudad del país, Alepo.
Los equipos de emergencia le dijeron a la BBC que la ciudad vivía en "peligro y con miedo".
Reportes hablan de miles de muertos y heridos en una campaña de bombardeos aéreos en el norte de Siria.
Junto con el camarógrafo Darren Conway, somos los únicos periodistas occidentales que han tenido acceso a la ciudad en lo que va de este año, dice Ian Pannell en su reportaje para la BBC.
"Mi marido estaba sentado en la mesa desayunando cuando oímos el primer estallido. Sonó muy lejos, pero aun así le pedí que fuera a buscar a nuestros hijos, y entonces fue cuando nos dio de lleno", contó Um Yahya, para el reportero de la cadena británica.
Con dos hijos pequeños de los que hacerse cargo, la joven madre contaba esto de pie en lo que hasta ese momento había sido su casa, que ahora no era más que un montón de escombros de piedra y polvo.
Consumida por el dolor, describió el momento en el que la bomba de barril cayó en su calle. "Fue como si alguien me hubiese arrojado adentro".
Su marido, que había ido en busca de sus hijos, fue herido de gravedad y trasladado a un hospital. Sus padres huyeron a Turquía y ahora está sola con sus pequeños. "No tengo a donde ir", afirmó. "Solo quiero a mi marido".
Equipos de emergencia
Equipos de rescate buscan víctimas de los bombardeos. BBC.
Fuera, los equipos de emergencia de la Fuerza Civil de Defensa (FCD) buscaban entre los escombros. Con muy poco entrenamiento y un equipo precario, su cometido es desalentador y peligroso.
Cuando se produce un ataque en áreas residenciales acuden rápidamente a la escena, donde buscan sobrevivientes y a menudo se encargan de los fallecidos.
En el último año ocho miembros del equipo de emergencia murieron mientras buscaban sobrevivientes.
Khalid Al Heju, jefe de la FCD en Alepo, dice que es su responsabilidad ayudar a aquellos que no tienen a quién acudir.
"Nuestros valores humanos nos urgen a hacer este trabajo, a salvar gente de entre los escombros y llevarlos al hospital", afirma.
Pero admite también vivir con miedo, como tantos en esta castigada ciudad. "Sí, tengo mucho miedo, mucho. Es normal que un mismo punto sea atacado dos veces", añade.
Desde el pasado septiembre la mayor ciudad siria ha estado bajo lo que la organización humanitaria Human Rights Watch ha llamado un "indiscriminado e ilegal ataque aéreo contra civiles por parte del gobierno".
La ONG afirma que el uso de bombas de barril ha "aterrorizado" Alepo en los últimos meses.
Las bombas son dispositivos básicos, hechos a menudo a partir de barriles de aceite y que contienen explosivos y trozos de metal, que son literalmente enganchados a los laterales de los helicópteros.
La devastación que causan y el terror que provocan ha forzado a decenas de miles de personas a huir de la ciudad este año, según ONG’s que trabajan con familias desplazadas.
"Las fotos de satélites y los testimonios de testigos muestran la brutalidad usada en muchas partes de Alepo", asegura Sarah Leah Whitson, responsable de Oriente Medio de Human Rights Watch.
"Si estas armas, usadas de forma indiscriminada, llegasen a golpear un objetivo militar, sería por pura suerte".
En una rara muestra de unidad en torno de la cuestión siria, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución en febrero que hizo un llamamiento a favor del fin de "todos los ataques contra civiles, así como del uso indiscriminado de armas en áreas pobladas, incluidos bombardeos y el uso de bombas de barril".
El Centro de Documentación de Violaciones en Siria, un grupo opositor de monitorización, afirma que unas 700 personas han muerto en la provincia de Alepo por bombardeos desde que se adoptó la resolución.
El documento también aboga por un inmediato fin de la violencia e insta a ambos bandos a que cesen de atacar y asediar a civiles como táctica de guerra.
Aleppo
El conflicto ha dejado huella en amplias zonas de la ciudad.
El presidente Bashar al Assad insiste en que el ejército lucha por proteger a los civiles y que solo ataca a lo que él llama "terroristas y extremistas extranjeros".
La oposición armada también ha sido acusada de violaciones de los derechos humanos y ha habido casos en los que rebeldes han matado a civiles con bombardeos, pero a una escala diferente.
La BBC ha ido a Alepo desde que comenzó la batalla en esta ciudad, hace casi dos años. La crónica de guerra es la banda sonora de una ciudad que es una burda imitación de lo que fue.
Barrios enteros están vacíos, fachadas de edificios fueron arrancadas, donde hubo hogares hay pilas de escombros y las calles están bloqueadas con los restos de autobuses que sirven para proteger a los peatones del fuego de los francotiradores.
Incluso en la calma de la noche, en una ciudad envuelta en sombras, la guerra sigue estando presente.
La batalla por Alepo se recrudeció hace unas semanas cuando distintos grupos rebeldes lanzaron ataques sorpresa sobre posiciones del gobierno.
Abu Bakri es el líder de las Brigadas Abu Amara, uno de los grupos que operan en el frente, y afirma que el bombardeo ha llamado a la acción a los rebeldes.
"El régimen ha amenazado a los ciudadanos con bombas de barril y bombardeos aéreos, lo que unió a todos los rebeldes de la ciudad a formar un frente unido".
"Estamos aprendiendo de nuestros errores e intentando ser más organizados con armas que usamos cada vez mejor", añade.
Se cree que hasta un 70% de los residentes de Alepo abandonaron la ciudad. "La vida aquí es horrible", dice Feras, un joven profesor de inglés que vive en uno de los barrios que fueron atacados, y no dio su apellido por miedo.
"Esto no es vida: tenemos miedo de los bombardeos durante la noche. No sabemos si seguir aquí es seguro o no".
No hay signos del fin de esta guerra, a pesar de la predicción del presidente al Asad de que terminaría a fin de año.
Pequeñas partidas de ayuda humanitaria se filtran por la frontera pero los sirios sienten que la reacción del mundo es de indiferencia.
Están indefensos contra incesantes ataques y atrapados entre dos bandos que tienen la firme determinación de luchar hasta el final.
Feras apoyó la revolución cuando empezó. La gente solía hablar de libertad y democracia en Siria, ahora solo hablan de bombas y balas, carencia y desesperación.
"Algunos grupos armados se dedican a robar casas y perjudican a la gente, por eso es que aquí se empezó a odiar a los dos lados. No queremos al gobierno ni a los rebeldes, queremos vivir en paz", concluye.
Todas las organizaciones humanitarias tienen la misma reclamación: La ayuda internacional no llega para poder atender a las necesidades básicas de una población desangrada por el sufrimiento día tras día.
Assad presume de que ganará la guerra en Siria
Imagen de un barrio de Alepo tras un bombardeo. AFP.

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