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miércoles, 5 de marzo de 2014

Venezuela, El primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez llega con un país dividido

Ayer martes, por cuarto día consecutivo, cazabombarderos Sukhoi de fabricación rusa y otros equipos de la Fuerza Aérea sobrevolaban con estruendo la ciudad de Caracas. En las zonas de clase media de la capital venezolana, escenario desde el 12 de febrero de protestas y barricadas, el paso rasante de las aeronaves se tomó desde el primer día como un caro gesto de intimidación por parte del Gobierno. Pero se trataba, en realidad, de las prácticas que los pilotos hacían antes de participar hoy miércoles en el desfile militar en conmemoración del primer aniversario del fallecimiento de Hugo Chávez, el Comandante Supremo, de la autodenominada Revolución Bolivariana.
Este 5 de marzo se cumple un año de la muerte de Hugo Chávez. Esta semana el mundo recuerda su presidencia, su labor, su vida mientras observa la situación del país dividido que su gobierno dejó.

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Con motivo del primer aniversario de su desaparición física, un hombre que se dio a conocer en 1992 al liderar un intento de golpe de Estado y se convirtió en el cuadragésimo séptimo 47º presidente de Venezuela en 1999, manteniéndose en ese cargo hasta su fallecimiento, la prensa internacional centra toda su atención en los sucesos que vive el país desde hace un mes, y la herencia que dejó.
La procesión es constante. De un lado y otro de la acera entran y salen los fieles devotos de Hugo Chávez. La pequeña capilla improvisada que se alzó tras su muerte, hace un año, sigue en pie y mantiene su nombre: "San Hugo Chávez del 23". Chávez sigue siendo un santo, casi un Dios, para sus seguidores, que son legión en la populosa parroquia caraqueña del 23 de enero.
Desde aquel 5 de marzo de 2013 han corrido muchas lágrimas entre los seguidores chavistas. Y han corrido ríos y ríos de tinta sobre su sucesor. Chávez encumbró a Maduro el 8 de diciembre de 2012, pocas horas antes de la partida hacia su viaje final en Cuba. Fue su última intervención pública.
A un año de la muerte del "Comandante Supremo", el rostro o los ojos pintados del fallecido acompañan a los venezolanos desde calles, edificios y vallas en cada rincón del país con las mayores reservas petroleras mundiales.
Pero la Venezuela dirigida por el heredero de Chávez, el presidente Nicolás Maduro, está hace semanas en alerta por una ola de protestas que el gobierno califica como "golpe de Estado suave" y que han dejado 18 muertos, 260 heridos y decenas de denuncias de violaciones de los derechos humanos.
Mientras unos conmemoran el primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez en el oeste de Caracas, en el este otros protestan en contra del gobierno que dejó el expresidente.
Un grupo de niños saluda durante el carnaval de Caracas. / Carlos Garcia Rawlins (REUTERS)
Tras un mes de marchas, disturbios y debate por las protestas en contra del presidente Nicolás Maduro, conocido como "el hijo de Chávez", hay una pregunta formulada por varios observadores que resuena en el ambiente: ¿se resquebrajará algún día la lealtad de las bases chavistas?.
El actual presidente repite casi a diario que en los últimos 15 años el oficialismo obtuvo 18 victorias en 19 elecciones. Las dos últimas, el año pasado: las presidenciales de abril -con un ajustadísimo triunfo por poco más de un punto ante Henrique Capriles- y las municipales de diciembre, en las que el oficialismo amplió su poder y su diferencia de votos con la oposición.
Mientras miles de personas homenajearan al líder socialista, Hugo Chávez, que usó parte de la riqueza petrolera para sacar a millones de la pobreza, con un desfile ante su mausoleo, en las zonas de clase media y alta, miles protestan por las distorsiones económicas y la erosión de la calidad de vida que aseguran empeoraron desde que Nicolás Maduro asumió la presidencia hace 11 meses.
Las protestas que han dejado 18 muertos hasta le fecha, y varios centenares de detenidos, no parecen amenazar al Gobierno de Maduro, que ha mantenido el rumbo político de Chávez y los populares programas sociales edificados durante 14 años de un socialismo con sello propio. Pero el mandatario no ha podido lidiar con la ya elevada inflación que se aceleró al 56 por ciento anual, y la escasez de productos básicos como la leche o el papel higiénico se ha acentuado en los últimos meses, irritando a chavistas y opositores por igual.
"Con Chávez estábamos mejor", dijo Evelyn Vegas en la fila de un supermercado donde el Gobierno vende productos fuertemente subsidiados pero donde los venezolanos sólo pueden llevarse un artículo de primera necesidad por semana. "Maduro tiene que trabajar más duro, porque si no el pueblo que lo eligió será el pueblo que lo termine sacando", agregó la mujer de 53 años, enfundada en una camiseta roja, un color inconfundiblemente ligado con el Partido Socialista.
Durante los 15 años de la llamada Revolución Bolivariana ha habido chavistas que se han convertido en críticos del gobierno, algo que los venezolanos definen como "saltar la talanquera".
Uno de los retos más grandes de Maduro, quien súbitamente tuvo que reemplazar a uno de los políticos más carismáticos de la historia reciente de América Latina, ha sido mantener cohesionada a la base popular del chavismo.
Y las condiciones, además, no han sido favorables: la crisis económica es cada vez más profunda y la inseguridad está arrojando números de criminalidad que algunos comparan con los de un país en guerra.
El aniversario de la muerte de Chávez llega, sin duda, en un momento difícil para el gobierno. En un momento polarizado por un debate global, que va desde lo económico hasta lo ideológico, desde lo comunitario hasta lo nacional, y se está dando en las bases del chavismo, un año después de la muerte de su fundador, y en los sectores de la oposición.
Desde el pasado 12 de febrero, la sociedad venezolana vive las mayores manifestaciones de la última década. Lo que inició como un movimiento estudiantil pacífico se tornó en protestas violentas en cuestión de días, dando lugar a un conflicto político en el que los líderes de la oposición y las autoridades se acusan entre sí por la inestabilidad.
Una crisis económica marcada por una inflación cada vez mayor, que en lo que va del año ha alcanzado el 56.3%, según el Banco Central de Venezuela (BCV) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), y una escasez del 28% de los productos y alimentos básicos, entre los que se encuentran el papel higiénico, la leche, el aceite y el café es lo que se encuentra Venezuela un año después de la muerte de Hugo Chávez.
Las protestas no se detendrán, ni siquiera, en la conmemoración de la muerte de Chávez, quien en sus catorce años como presidente despertó pasiones irreconciliables en un país hoy partido por la mitad.
"Ni se negocia la Revolución, ni se negocia el socialismo, para nada, porque cada día estoy más convencido que el socialismo es el reino de Dios aquí en la tierra". Esta premisa lanzada por el presidente Hugo Chávez, el 21 de noviembre de 2009, a un año de su muerte parece estar en riesgo en manos de su heredero político. Hoy el presidente Nicolás Maduro enfrenta altas cifras de homicidio, una inflación de 56% anualizada, una galopante escasez de productos básicos y protestas en contra de su Gobierno.
Para el polítologo John Magdaleno, "(Maduro) Ha deteriorado las bases de apoyo del chavismo y amenaza su actuación el sostenimiento de las bases sociales y políticas del chavismo tal como las conocimos con Chávez. Me refiero a esa mayoría política y electoral que se expresó de muchas maneras durante varios años. Me parece que lo ha deteriorado y que las decisiones u omisiones amenazan con socavarla aun más", según publica el periódico venezolano El Universal.
Chávez, un avezado político que tenía una conexión única con las clases populares, murió el 5 de marzo del 2013 tras batallar durante dos años contra el cáncer. Antes pidió a los venezolanos que eligieran para sucederlo a su vicepresidente Maduro. Pero el ex líder sindical que anunció la muerte de Chávez con la voz quebrada y lágrimas en los ojos ganó las elecciones por una diferencia de apenas 1,5 puntos porcentuales, dando nuevos aires a una oposición que durante la última década y media había sido arrollada por el chavismo en las urnas.

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Un año después de su muerte, un desfile cívico-militar abrirá los homenajes a Chávez. En realidad, su imagen nunca se fue. El rostro y los ojos del líder revolucionario siguen presentes en muchas paredes del país, en cada obra que inaugura el Gobierno. En cada acto oficial suena la voz de Chávez, como si el pueblo oficialista necesitara la confirmación de que sigue ahí, de que no se ha ido, de que no están solos ni desamparados.
Algunos observadores piensan que el chavismo se puede convertir en el mediano plazo en algo parecido al peronismo en Argentina: una organización grande dentro de la cual hay tendencias que van de la derecha a la izquierda.
"El futuro político del país está en el chavismo, ya que es probable que en un mediano o largo plazo la futura oposición nazca de un sector disidente del chavismo", le dijo a BBC Mundo el politólogo Nícmer Evans.
Uno de los académicos más cercanos a Chávez y ahora crítico de Maduro, el sociólogo alemán Heinz Dieterich, señaló a BBC Mundo que "lo monolítico del partido que creó Chávez ya es cosa del pasado".

1 comentario:

  1. Enhorabuena por tu blog amigo, aquí tienes un documental bastante interesante, un saludo. http://www.ciberdocumentales.com/ver/1870/mi-amigo-hugo/

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