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lunes, 24 de marzo de 2014

Transnistria, ¿Se convertirá este país no reconocido en la próxima Crimea?

En sus calles se mezclan ex militares y jóvenes con pelos de colores.
En las calles de Transnistria se mezclan ex militares y jóvenes con pelos de colores. CRÓNICA.
Imagínese un país que no existe, cuya moneda no es reconocida en el resto del mundo. Tampoco su bandera. No cuenta con representación diplomática y su principal activo para la exportación es un coñac exquisito. Además, se considera heredero natural de la Unión Soviética. Pues bien, ese país existe, se llama Transnistria y está en... Europa. 
Aun así, las casi 700.000 personas que viven en Transnistria lo hacen como si ese detalle no cambiara nada. El país tiene moneda propia, un parlamento escogido cada cuatro años y custodiado por una inmensa estatua de Lenin, un jefe del estado y una frontera muy protegida. Cruzarla no es un mero trámite. En su capital, Tiraspol, viven cerca de 200.000 personas.
La anexión de Crimea a Rusia ha provocado que algunos se pregunten si ahora los planes de Moscú incluyen otras antiguas repúblicas soviéticas.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) advirtió durante el día de ayer que está particularmente preocupada por la región de Transnistria, un territorio separatista ubicado al oriente de la República de Moldavia, en la frontera occidental de Ucrania.
El comandante supremo de la OTAN en Europa, general Philip Breedlove, declaró que la presencia militar de Rusia cerca de la frontera de Ucrania es de enorme magnitud y disposición.
Transnistria declaró su independencia en 1990 y es gobernada por una administración de habla rusa, pero la República de Moldavia y la comunidad internacional no reconocen su autoproclamada autonomía.
Desde su declaración de independencia en 1990 y especialmente después de la Guerra de Transnistria en 1992, es gobernada como la República Moldava Pridnestroviana (RMP, también conocida como "Pridnestrovia"), un Estado no reconocido que reclama el territorio al este del río Dniéster, la ciudad de Bender y sus localidades circundantes ubicadas en la orilla oeste. La República de Moldavia no reconoce la secesión y considera que los territorios controlados por la RMP son parte de Moldavia.
Rusia, sin embargo, mantiene una fuerza de unos 1.000 soldados en el territorio desde 1992 y dice que esto cumple con los acuerdos internacionales.
Después de los eventos en Crimea, el gobierno proruso de Transnistria envió una solicitud a Móscu expresando sus deseos de unirse también a la Federación Rusa. Por eso la advertencia de la OTAN.
"La fuerza (rusa) que ahora está en la frontera oriente de Ucrania es muy muy grande y está muy muy dispuesta" dijo el general Breedlove en un evento en Bruselas.
"Tienen una fuerza absolutamente suficiente colocada en la frontera oriental de Ucrania capaz de desplazarse rápidamente a Transnistria si se toma la decisión. Y eso es muy preocupante", añadió. Para asegurar después que, "Ahora está claro que Rusia actúa mucho más como un adversario que como un socio".
Señal en Transnistria
Una señal en Transnistria dice: "No somos Moldavia".
Rusia por su parte niega tener más planes de expansión.
El viceministro de Defensa ruso Anatoly Antonov, dijo el domingo a la agencia rusa Itar-Tass: "El ministerio de Defensa ruso stá cumpliendo con todos los acuerdos internacionales que limitan el número de tropas en las zonas fronterizas con Ucrania".
Y antes, el embajador ruso para la Unión Europea, Vladimir Chizhov le dijo a la BBC que la "reunificación" con Crimea no había sido planeada pero que ese es el fin de una "anormalidad" que duró 60 años.
Chizhov también señaló que Moscú no tiene una "visión expansionista" y que "nadie debe temer a Rusia".
Pero en Transniestra, una franja estrecha de tierra entre el río Dniéster y la frontera occidental de Ucrania, reina el nerviosismo, como explica Humphrey Hawksley, enviado especial de la BBC en la capital, Tiraspol.
"Este es un pequeño Estado no reconocido que vive en una era del pasado" dice.
"En las calles hay equipos de trabajadores plantando flores. Una estatua de Lenin se yergue en la plaza principal y una bandera nacional rojo y verde con un pequeño martillo y una hoz amarillos ondea en el techo de un feo edificio parlamentario, conocido como el Supremo Soviético".
El corresponsal agrega que "esta semana el Supremo Soviético envió una solicitud oficial a Moscú indicando que, dados los hechos en Crimea, deseaban que se le permitiera a Transnistria unirse a la Federación Rusa. Pero no ha habido celebraciones y ni siquiera un anuncio".

Base de Belbek
Algunos temen que se repitan los eventos de Crimea.
Anna es madre de dos niños y vive en Tiraspol. Dice que en los últimos meses la situación en el territorio ha empeorado.
"La situación es confusa" dice. "Si tuviera que elegir, elegiría a Europa. Pero hay muchas cosas que aquí son mejores. Hay más oportunidades en Rusia. Los salarios son similares, pero nuestras pensiones son mucho más altas: casi 180 dólares al mes, comparadas con los 75 dólares en la República de Moldavia" señala.
"Y el gas aquí es mucho, mucho más barato" agrega.
Transnistria, cuyo nombre oficial es República Moldava Pridnestroviana, es una región árida agrícola donde abundan los puntos de control manejados por tropas rusas, que también se encargan de controlar los puestos de inmigración en la frontera con Moldavia.
No lejos de la ordenada tranquilidad de Tiraspol, está Chisinau, la capital de la República de Moldavia.
Aunque la distancia geográfica entre Tirsapol y Chisinau es corta, dice Humphrey Hawksley, ésta última "presenta todas las diferencias de una nueva democracia de mercado, con tráfico caótico, salas de venta de autos de lujo y calles salpicadas de baches, todo mezclado en el país más pobre de Europa".
Su ambición es convertirse en miembro de la Unión Europea pero algunos temen que Rusia intentará evitarlo con la anexión de Transnistria.
Oazu Nantoi es político veterano de la época del colapso soviético. "Si Putin continúa avanzando n Ucrania, particularmente a lo largo del Mar Negro hasta Odessa, donde hay vínculos con Transnistria, veríamos un escenario muy triste" dice.
"Si se detiene en Crimea, entonces tendremos posibilidad de sobrevivir".
Algunos temen, sin embargo, que los hechos en Ucrania se repitan en la República de Moldavia.
El primer ministro Iruie Leanca quiere firmar, lo más pronto posible, un acuerdo de asociación con la Unión Europea similar al que desató las violentas protestas en Kiev que condujeron al derrocamiento del presidente Víktor Yanukóvich.
Su objetivo es unirse a la UE en 2019. Y también desea consolidar la posición de Moldavia en la OTAN, a pesar de su política oficial de neutralidad militar.
Pero Leanca, quien se graduó en una de las universidades élite para diplomáticos en Moscú, sabe lo que le espera si llegara a enfrentarse de forma directa con el poder de Rusia.
"Mi propia experiencia me dice que hay que tener un diálogo muy bueno e intenso con Rusia. Y entre más podamos discutir más progreso veremos" dice el primer ministro moldavo.
"En una situación como la nuestra, no hay otra alternativa más que el diálogo".
Transnistria es a veces comparada con otras zonas de conflicto congeladas postsoviéticas como Nagorno-Karabaj, Abjasia y Osetia del Sur.

Monumento en Transnistria
Transnistria proclamó su independencia en 1992.

Para el general de la OTAN Philip Breedlove, la región moldava de Transnistria es "el próximo lugar donde los rusohablantes pueden necesitar ser incorporados (a la Federación Rusa)".
El ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier expresó ayer también su inquietud por el movimiento de fronteras en Europa y su capacidad para "abrir la caja de Pandora".
En Transnistria se elabora el famoso Kvint, que en México o Alemania puede llegar a costar 40 euros la botella, y en Francia o España a partir de 25 euros. El coste en Transnistria es de tres dólares.
El sueldo medio de un trabajo bueno se sitúa en torno a 350 dólares. Uno malo se queda en 100 dólares. Menos mal que la sanidad y la educación son públicas y gratuitas y que este país sea, posiblemente, el más barato del mundo. Un paquete de tabaco, por ejemplo, cuesta unos 24 céntimos de euro.
Para el Presidente de Moldavia, "Rusia quiere que Moldavia siga bajo su influencia y que no entre en la OTAN". El presidente moldavo está convencido de que el futuro de su país está en Occidente y que Rusia ha llegado a la conclusión de que "si no puede controlar Moldavia, al menos lo hará con un trozo del país, que es Transnistria".

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