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jueves, 13 de marzo de 2014

El Vaticano, La Iglesia católica celebra el primer aniversario del pontificado del papa Francisco

Papa FranciscoJorge Mario Bergoglio se asomó al balcón de la Basílica de San Pedro a las 20.10 del 13 de marzo de 2013. La chimenea de la capilla Sixtina había anunciado su elección con la fumata blanca una hora antes. El Papa apareció sin la moceta roja y con una cruz de hierro al cuello. Saludó con la mano, escuchó el himno vaticano y luego sonrió y dijo: "Fratelli e sorelle ¡buonasera!". Era el principio de una revolución del estilo eclesiástico: más cercano, sencillo, directo.
"Desde los primeros instantes, comenta Sandro Magister, influyente vaticanista del semanario italiano L’Espresso, el Pontificado de Francisco se caracteriza por un cambio expresivo fuertísimo respecto a sus predecesores. No se trata solo de un rasgo retórico, sino que se concreta en la estrategia de acción del Papa. Este Pontífice quiere conquistar una gran popularidad, gracias a su insistencia sobre temas y maneras de expresarse que le acercan a la sensibilidad de todos. No habla sólo a los católicos, sino que quiere la atención también de ateos y personas con creencias distintas. A cada uno dice algo que corresponde a su propia expectativa". No es casual que decidiera conceder entrevistas a los diarios de más difusión en Italia y empezó justo con La Repubblica de vocación laica.
La revista Time proclamaba, el pasado mes de diciembre, al papa Francisco la personalidad del año de la conocida publicación.
Según explicó Nancy Gibbs, editora de la revista estadounidense, "rara vez se ve cómo una nueva figura global captura tan aceleradamente la atención del público. Tanto los jóvenes como los mayores, los seguidores y los escépticos".
"En los nueve meses que tiene como pontífice, ha logrado posicionarse en los temas centrales de nuestros tiempos: riqueza, pobreza, justicia, igualdad, transparencia, modernidad, globalización, el rol de la mujer, los matrimonios y las tentaciones del poder", agregó.
Primer aniversario del Papa Francisco: doce meses de sorpresas e ilusión
El Papa Francisco saluda a los fieles congregados en la plaza de San Pedro tras resultar elegido. AFP.
Codo a codo, arrodillados en el mismo banco, concentrados en la oración, los dos vestidos de blanco. Lo que hace un año parecía impensable, ocurrió el 23 de marzo, cuando el Papa Francisco voló a Castel Gandolfo, la residencia estival de los Pontífices, para saludar a su predecesor Benedicto XVI. El 2 de mayo, el Papa Emérito se estableció en un convento ubicado en el Vaticano. "Entre los dos se estableció enseguida un estupendo equilibrio. Nadie con cierta cordura puede cuestionar una relación de sincera amistad y estima", dijo Andrea Tornielli vaticanista y director de la web Vatican Insider.
Algunos analistas dijeron que la renuncia de Ratzinger se debió a presiones internas y no sería válida. Pero el mismo Benedicto XVI le escribió a Tornielli: "No existe la más mínima duda sobre la validez de mi renuncia. La condición para que sea válida es la libertad de la decisión. Las especulaciones sobre la invalidez de mi renuncia son absurdas". En una entrevista con el periódico italiano Corriere della Sera, el Papa lo definió "como un abuelo" que da consejos y fuerza a la Iglesia.
El 13 de abril, el Papa celebró el primer mes de Pontificado, nombrando un Consejo de 8 cardenales que deben estudiar y asesorarlo en los cambios que urgen dentro de la Curia: excesiva burocracia, y repetición de funciones hacen de la reforma del Gobierno central una prioridad. Una necesidad para mejorar la imagen de la Iglesia y su misión.
El C8 se reunió ya dos veces pero no trascendieron decisiones muy concretas. "Cuando se cumple un año de pontificado, es normal trazar balances", opina Iacopo Scaramuzzi, experto de VaticanInsider y de la agencia TMNews. "Algunos comentan que esperaban más resoluciones de esta ‘mesa redonda del Papa’. Pero hasta el Papa en Brasil declaró a la televisión brasileña que serán necesarios al menos dos años para cosechar resultados. Creo que la tarea se está revelando más ardua de lo que pensaban al principio", señala. Está de acuerdo Magister: "No creo que pudiera haber hecho más de lo que hizo. A mi juicio el ritmo de acción de Francisco es muy alto, con palabras y hechos". Pero esto también puede ser un problema: "La prisa se paga - evalúa el vaticanista de L’Espresso - No siempre Francisco hizo nombramientos bien preparados. Por ejemplo, el prelato del Ior sigue siendo aquel Monseñor Ricca acusado de ‘conducta escandalosa’. No es el único nombre que se reveló ser un paso falso. Pero los errores se perdonan al Papa porque son absorbidos por una popularidad que sigue siendo muy alta".
Tras presiones del Papa, dimitieron los directivos del IOR (Banco Vaticano): el director general Paolo Cipriani y su brazo derecho Massimo Tulli. Pocas horas antes fue arrestado Monseñor Nunzio Scarano, el hombre que administraba el patrimonio de la Santa Sede. El Pontífice instituye dos comisiones especiales que se encarguen de estudiar la gestión del dinero vaticano. Una controla la transparencia y las cuentas del Ior; otra escudriña la estructura económica de la Santa Sede (entre sus miembros hay una mujer laica). Como consecuencia, el IOR desvela sus cuentas por primera vez en la historia (29 de septiembre) y se crea un superministerio de la Economía que controla y centraliza la gestión de dinero y bienes.
"El costado económico es uno de los aspectos en los que ha trabajado más Francisco" considera Iacopo Scaramuzzi. "Estas cuestiones no estaban entre sus prioridades, como confesó en la vuelta desde Brasil. Pero el escándalo le explotó entre manos y tuvo que cambiar su agenda. Actuó rápido. Es verdad que de momento todo está en obras y hay que recoger los frutos más adelante".
Hay que recordar "que todavía no existen los estatutos del nuevo Ministerio y solo se conocen el presidente y el secretario - dice Magister - es una señal de la prisa de Francisco en querer hacer cosas que complacen las expectativas de los observadores. Es bueno moverse, pero los resultados llegan con calma".
Gerard O'Connell, experto en temas del Vaticano escribía , para la BBC, "El papa Francisco ha sido un enviado de Dios para la Iglesia Católica y para el Vaticano. Antes de su elección, la Iglesia estaba sumergida en una imagen negativa ante los ojos del mundo, gracias a escándalos y equivocaciones. Era una caída libre, sin muchas esperanzas en el horizonte. Pero después de la renuncia de Benedicto XVI en febrero y la elección de Jorge Mario Bergoglio 30 días después, los vientos han cambiado".
El mismo continúa diciendo, "Desde que Francisco hizo su primera aparición en el balcón central de la Basílica de San Pedro en la noche del 13 de marzo, el Vaticano ahora navega en las aguas positivas de los medios, tocando corazones alrededor del mundo, abrazando personas con deformidades, impulsando mentalmente y físicamente a los discapacitados, besando los pies de jóvenes prisioneros -incluida una mujer musulmana- y lanzando una consulta global acerca de la familia".
Imagen de las Jornadas Mundiales de la Juventud 2013, celebradas en Rio de Janeiro (Brasil).
"Humildad" ha sido la palabra más repetida por los creyentes de todo el mundo para referirse al pontífice, que desde el primer momento declinó vivir en los lujosos apartamentos papales y eligió una sencilla habitación en la residencia Santa Marta del Vaticano, donde se codea con miembros de la Curia, con religiosos que se hospedan en ella y con las numerosas visitas que recibe. Antes de trasladarse a su nueva estancia, Francisco se dirigió a los incrédulos administradores del hospedaje Casa Pablo VI, donde se había alojado durante el cónclave, para pagar "religiosamente" por la habitación que había ocupado, a pesar de que estos se negaban a cobrársela. Pronto, durante sus primeros días como papa, Bergoglio comenzó a destacar por la que ha sido una de sus aficiones fuera de protocolo más recurrentes: las llamadas telefónicas.
Su intención de ser un Papa próximo a los fieles quedó bien clara desde el primer momento.
Francisco no usa un papamóvil blindado como sus antecesores para sus desplazamientos. la primera vez que se le vio desplazándose con este nuevo vehículo fue en Brasil, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud 2013 que se celebraró del 23 al 28 de julio.

El Papa saluda a los asistentes a las JMJ 2013 en la playa de Copacabana.
Otro gesto destacado durante su primer año al frente de la Iglesia católica fue en la cárcel romana de menores.
Francisco ofició en la institución Casal del Marmo la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo, durante la cual lavó los pies a doce jóvenes allí recluidos, entre ellos dos muchachas, una católica y otra musulmana, imitando lo hecho por Jesús con los doce apóstoles.
"Esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago. Es mi deber, me sale del corazón y amo hacerlo", dijo el papa Bergoglio cuando se disponía a lavar los pies a los doce muchachos.
Poco tiempo después, el Papa Francisco protagonizaba uno de los momentos más recordados de su primer año de Pontificado, su viaje a Lampedusa después de la muerte de cientos de inmigrantes que intentaban alcanzar la isla italiana en pateras. Su grito de "vergüenza" por lo ocurrido resonó en todo el mundo.
"La seguridad es fiarse de un pueblo", dijo Jorge Mario Bergoglio, "siempre existe el peligro de que un loco haga algo, pero la verdadera locura es poner un espacio blindado entre el obispo y el pueblo. Prefiero el riesgo a esa locura", estas palabras tras ponerse en debate su seguridad personal después del viaje a Rio de Janeiro para conmemorar las Jornadas Mundiales de la Juventud, marcan la esencia de su pontificado.
Desde sus sencillas frases hasta su ruptura de las reglas del Vaticano, el papa Francisco ha puesto de moda ser católico durante su primer año.
Puede que no disfrute su estatus de superestrella, pero sin duda sabe cómo seducir a la multitud y se ha hecho querer por el público al cuidar de los pobres y cambiar radicalmente el enfoque de la iglesia hacia la misericordia en lugar de la moralización.
Fuera de la sede episcopal, ya hay datos para confirmar que si algo pretende Bergoglio, y en parte está consiguiendo, es derribar el blindaje de incomprensión mutua que separa a la Iglesia oficial de los católicos de a pie. Hasta ahora, eran los fieles los que intentaban entender al Papa. Ahora es el Papa el que, no sin pocas resistencias en el Vaticano, intenta comprender qué le pasa a la gente.
Durante el vuelo de regreso a Roma, a su vuelta de Brasil, y mientras en algunos países se producen escalofriantes escenas en la cacería de brujas hacia la homosexualidad, el Papa Francisco respondió a las preguntas de los periodistas sobre las personas homosexuales,  diciendo: "Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarla?". También aseguró que "ningún lobby es bueno" y recordó que la Iglesia ha dicho 'no' a la ordenación de mujeres pero que le gustaría "que tuvieran más roles de liderazgo".
Tampoco se pueden olvidar sus primeras palabras tras convertirse en el 266º papa de la Iglesia católica, "¡cómo desearía una Iglesia pobre y para los pobres!", o su inolvidable aguijonazo a la curia: "La corte del Vaticano es la lepra del papado. La curia tiene una visión vaticano-céntrica y se olvida del mundo que nos rodea. No comparto esta visión y haré todo lo posible por cambiarla".
También resuenan, un año después, sus palabras a los jóvenes durante las JMJ en Rio de Janeiro, y mientras el país vivía un periódo histórico de protestas juveniles, y millones sufren con el desempleo en todo el mundo: "¡No se metan en la cola de la historia!, ¡Sean protagonistas, jueguen adelante, pateen adelante, construyan un mundo de justicia, de amor, de fraternidad, de solidaridad!" para exhortarles "no dejen que otros sean protagonistas del cambio".
Su gran objetivo: cambiar la visión de las personas hacia la Iglesia católica, ya lo está cumpliendo.


No todo el mundo está contento. Los tradicionalistas y algunos católicos conservadores han vociferado acerca de las acciones del papa, inclusive lo han tildado de comunista, diciendo que confunde a los fieles y socava las enseñanzas de la Iglesia.
"El Papa Francisco ha comenzado una revolución, y como toda revolución hay grupos que se oponen a los reformistas", apuntó el comentarista vaticano Marco Politi. "Esta es sólo la punta de un iceberg de oposición y resistencia". Parece claro que la revolución de Francisco está en sus primeros pasos.

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