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martes, 14 de enero de 2014

Alemania, Hamburgo relaja la tensión tras el estado de excepción

Los manifestantes avanzan frente a la política antidisturbios en diciembre. / A.H (EFE)
Tres distritos de Hamburgo fueron puestos puestos bajo "vigilancia policial especial", después de los enfrentamientos registrados en los últimas semanas entre grupos de izquierda y fuerzas de seguridad.
Los barrios de Altona, St. Pauli y Sternschanze fueron declarados "lugares peligrosos" y desde el primer fin de semana de enero estaban sujetos a una vigilancia especial equiparable a un estado de excepción, según un comunicado emitido por la policía de Hamburgo el día 4 de enero.
"En las últimas semanas, agentes y edificios policiales han sido objeto de repetidas agresiones", argumentaba la policía, que denunció que el 28 de diciembre "varios policías sufrieron heridas graves".
Según el sindicato de la policía de Hamburgo, un grupo de unas 40 personas atacó a los policías con piedras, botellas y gases lacrimógenos e hirió a tres agentes. El sindicato policial ha ofrecido una recompensa de 10.000 euros a quien proporcione pistas sobre los autores de las agresiones.
La policía decidió controles más estrictos en estas zonas y se procedió a la confiscación de todos los ingenios pirotécnicos y cualquier objeto que pueda ser utilizado para un ataque. Aquel final de semana la policía efectuó "263 controles" y 62 personas fueron expulsadas de esos distritos.

La policía alemana bloquea a los manifestantes frente al centro social Rote Flora durante una manifestación el pasado 21 de diciembre contra el cierre del centro.
La policía alemana bloquea a los manifestantes frente al centro social Rote Flora durante una manifestación el pasado 21 de diciembre contra el cierre del centro.- MORRIS MAC MATZEN (REUTERS)
Ya en el fin de semana anterior a las navidades se registraron duros enfrentamientos entre policías y manifestantes que protestaban contra el cierre de Rote Flora, un antiguo cine 'okupado' desde 1989 en el barrio de Sternschanze y que la izquierda ha convertido en un lugar de peregrinación.
Después de semanas de protestas y enfrentamientos entre manifestantes radicales de izquierda y agentes antidisturbios, la Policía de Hamburgo anunció ayer inesperadamente el levantamiento de las 'zonas de peligro' que había decretado en tres céntricos barrios de la ciudad y en las que los derechos ciudadanos se habían visto limitados, a la vez que se permitía a las fuerzas del orden realizar controles y registros indiscriminados entre las personas que circulaban por sus calles. 
El "área de peligro" limitó los derechos, desde el 4 de enero, a una porción de Hamburgo con unos 100.000 habitantes según destacaron partidos políticos críticos con la medida.
Una ley regional de 2005 permite a la policía responder a situaciones extremas demarcando zonas en las que se concede a sí misma poderes excepcionales, como dar discrecionalmente el alto y exigir la identificación o controlar mochilas y efectos personales de los viandantes. Nunca antes una zona de peligro, propia de eventos como partidos de fútbol, había sido tan amplia ni tan prolongada. Cientos de habitantes de los barrios afectados se han manifestado contra una medida que consideran abusiva, con el apoyo de la oposición de centroizquierda (Die Linke y Los Verdes) al Gobierno regional del socialdemócrata Olaf Scholz (SPD).
Los enfrentamientos entre la Policía y radicales de izquierda se iniciaron el pasado 21 de diciembre con motivo de una manifestación de protesta contra el cierre del centro cultural okupa Rote Flora y a favor de refugiados procedentes de Lampedusa. Casi dos centenares de policías resultaron entonces heridos en una batalla urbana en la que se enfrentaron 3.000 agentes con mas de 4.000 jóvenes del llamado "bloque negro autónomo", muchos llegados desde otras ciudades de Alemania e incluso el extranjero.
Aunque las agresiones a policías, que se agravaron poco antes de Nochevieja con un ataque directo contra una comisaría, despertaron inicialmente la solidaridad ciudadana, esta se convirtió en rebelión popular, a la que se sumaron ciudadanos nomales de a pie, al establecerse las citadas "zonas de peligro".
Hasta este fin de semana se sucedieron las protestas de los ciudadanos contra lo que consideraban un recorte inaceptable de sus derechos ciudadanos. Las manifestaciones, a las que acudieron muchas familias con niños, acabaron convirténdose en divertidas acciones espontáneas, con batallas de almohadas y cojines o protestas masivas de gente armada con escobillas del inodoro.
"No le encuentro sentido a esta ‘zona de peligro'. Me parece que la policía solo quiere que la gente tenga miedo. Lo único que da miedo en esa zona es la policía, no los manifestantes", explica Insa Holl, una vecina del barrio de St Pauli. Y para apoyar su argumentación, añade un ejemplo concreto: "Ayer se dio una situación con una mujer que no quería ser registrada por la policía, y la respuesta de los agentes me resultó muy violenta. La mujer acabó en el suelo y, al final, bajo custodia. Fueron unos 30 policías para una simple mujer. Me pareció exagerado", según publicaba el periódico digital Público.es, el pasado 7 de enero.
Las protestas encontraron un inesperado símbolo en las escobillas de baño, después de que la policía se incautara de una de ellas, arma de cuerpo a cuerpo, al registrar la mochila de un joven. Cientos de jóvenes de Hamburgo como Anna S., una estudiante de 24 años, llevan ahora escobillas blancas de baño en la mochila como burla a la arbitrariedad policial y en protesta por el "constante engorro, los cacheos y los controles" en los barrios con mayor presencia de grupos alternativos e izquierdistas en Hamburgo. Anna no quiere dar su apellido porque, explica, está "harta y amedrentada" y cree que "esto puede estallar". De momento puede constatarse la carestía de escobillas de baño blancas en las tiendas de la popular zona de Hamburgo conocida como Schanzenviertel.
En esta ciudad se encuentra la inconclusa Filarmónica del Elba, trituradora de millones públicos que costará el 1.000% de lo presupuestado en 2007: cerca de 800 millones de euros para conciertos.


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