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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Turquía, Las llamas del descontento social continúan vivas y protestan contra el autoritarismo de Erdogan

La Policía turca emplea gas lacrimógeno para disolver las protestas por la muerte de un manifestante
Turquía sigue encendida, ahora sin la atención mediática de las protestas del inicio del verano europeo, y miles de manifestantes continúan saliendo a las calles de diferentes ciudades en protesta contra el autoritarismo del gobierno de Erdogan.
No tienen, quizás, la fuerza de aquellas semanas que llamaron la atención a nivel mundial, cuando miles de personas acamparon durante semanas en la plaza Taksim, pero siguen ganando importancia, especialmente a partir de la muerte -el martes de la semana pasada- del joven de 22 años, Ahmet Atakan, tras ser golpeado en la cabeza por un bote de gas durante los enfrentamientos entre policías y manifestantes en la ciudad de Antioquía, capital de la provincia de Hatay. La policía asegura que el joven se cayó de un edificio esa noche.
Miles de personas se enfrentan casi todas las noches a las fuerzas del orden en distintas ciudades del país. En Estambul, la policía utiliza gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes. Escenas similares se vivien en localidades como Antioquía, Antalia, Esmirna o Ankara.

Tras unos meses en los que las manifestaciones habían perdido un poco de fuelle, la tensión se ha vuelto a apoderar de las calles turcas. En Estambul, la policía ha bloqueado la plaza Taksim, epicentro de las protestas del pasado mes de junio contra el gobierno, y se emplea con contundencia contra los miles de manifestantes que se reúnen en las calles adyacentes.
"Protestamos por la muerte de Ahmet. No detendremos nuestra resistencia hasta que haya justicia. El Gobierno sabe que no renunciaremos, por eso la Policía está aquí", ha asegurado, en declaraciones recogidas por Europa Press, un manifestante en el barrio de Kadiköy, Estambul. "Atakan murió poco después de recibir un golpe en la cabeza de un bote de gas lacrimógeno, aunque las autoridades han asegurado que la causa de su muerte era una caída desde la azotea de un edificio, desde donde se encontraba lanzando piedras a los agentes. Los equipos médicos han asegurado que no había indicios de ninguna caída", ha confirmado Europa Press. "En la autopsia no encontramos ninguna indicación que sugiera una caída desde un lugar alto, pues no hay fracturas ni en sus piernas ni en sus brazos, que es el signo más usual cuando una persona cae desde la altura", mencionó Selim Matkap, médico que participó de la necropsia preliminar, para la agencia Prensa Latina.
Turquía, EstambulA seis meses de las próximas elecciones locales y a menos de un año de las presidenciales, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró el pasado jueves que recurrirá a las fuerzas de seguridad y hará uso de su autoridad para garantizar que no haya "interferencias ilegales en la libertad de terceras personas". "Los esfuerzos de una pequeña minoría por crear el caos y causar daños en Turquía nunca tendrán éxito", añadió Erdogan. El presidente, que espera ganar las próximas elecciones, ha recordado en repetidas ocasiones que responderá a los manifestantes en las urnas.
Entre los convocantes de las manifestaciones está la Plataforma de Solidaridad con Taksim, que aglutinó las protestas antigubernamentales del pasado mes de junio. En todas las manifestaciones se corearon consignas antigubernamentales como: "Hombro con hombro contra el fascismo", "Todos somos Ahmet, no nos pueden matar a todos", y "Gobierno, dimisión". El espíritu del parque Gezi continúa encendido en miles de jóvenes que ven en la política autoritaria de Erdogan un intento de islamizar el país.
La política represiva del gobierno durante las protestas del pasado mes de junio levantó diversas críticas a nivel internacional y provocó la revuelta de una gran parte de la ciudadanía del país. Los disturbios de aquellas jornadas, marcadas por el agua a presión, los proyectiles de goma y el gas, arrojaron un balance de 6 muertos, 7.822 heridos, 3.244 arrestados y 6 encarcelados, según un estudio con la firma del principal partido de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP). Pero la represión no se limitó a los participantes en las movilizaciones, sino que también afectó a los medios de comunicación y a un gran número de periodistas.

Policia turca via tuit
Al menos 22 profesionales de la información fueron despedidos debido a la cobertura realizada durante las protestas antigubernamentales del mes de junio, al tiempo que 37 fueron forzados a dimitir, según indica el Sindicato de Periodistas de Turquía. Además, más de un centenar de informadores gráficos fueron detenidos, agredidos o vieron cómo su material era requisado y eliminado por la policía, de acuerdo con la Asociación de Fotógrafos. "Estos despidos y dimisiones están relacionados con las políticas de censura implementadas por algunos medios a la hora de cubrir la resistencia en el parque Gezi", asegura Gokhan Durmus, jefe del Sindicato de Periodistas en Estambul. "Nuestros colegas han trabajado duro en favor del derecho del público a estar informado y lo han pagado con sus trabajos. Algunos han sido censurados, otros han visto cómo se cancelaban sus programas. Ha habido incluso periodistas despedidos por publicar información en Twitter. Un colega ha sido despedido por decir “hola” a un manifestante", afirma, en declaraciones al diario turco Today's Zaman.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), la principal formación opositora, presentó en la víspera del Día de la Prensa -24 de junio- un informe sobre la situación de los periodistas en Turquía, en la que asegura que 64 profesionales de los medios de comunicación están detenidos y otros 123 están acusados de terrorismo. "El Señor Primer Ministro ha convertido este país en una penitenciaría medio abierta y ha hecho imposible la vida para los periodistas", declaró el líder de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, durante el acto de presentación del informe.
El espíritu de Gezi sigue presente en un sector importante de los jóvenes, y de la población en general, aunque el gobierno, y la prensa pro gubernamental, vea en ellos los principales responsables de su eliminación como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Tras perder, por quinta vez, una nueva posibilidad de organizar unos Juegos Olímpicos, Melih Gökcek, alcalde de Ankara, capital de Turquía, se desahogaba a través de la red social Twitter y señalaba a las protesta de junio como responsables de la derrota de Estambul. "Traidores de Gezi, (...) Estad orgullosos de haber dañado la imagen de nuestro país", aseveraba.
Al día siguiente, de conocerse que sería Tokyo la ciudad responsable de organizar las Olimpíadas del 2020, el rotativo Akşam amanecía con el titular "Los saqueadores están contentos", culpando también a los miles de manifestantes de la derrota de la ciudad turca.
En un comunicado publicado el pasado día 11, Reporteros Sin Fronteras condenó la actuación del gobierno turco contra los periodistas del país. "Reporteros Sin Fronteras condena las agresiones a periodistas por parte de la policía en la últimas manifestaciones que han tenido lugar en Turquía. Al menos 12 informadores han resultado heridos o han sido atacados en apenas 48 horas en Estambul, Izmir y Ankara. Desafortunadamente la policía no ha cambiado sus prácticas desde las manifestaciones del movimiento Occupy Gezi. Tres meses después sigue empleando el mismo uso desproporcionado de la fuerza contra los informadores, a quienes ataca deliberadamente a pesar de que sólo intentan cubrir los hechos", denuncia RSF. "Esta violencia se ve alimentada además por la impunidad de la que siguen gozando los autores de los muchos abusos que tuvieron lugar en los meses de mayo y julio de este año", lamenta la organización, que pide una investigación imparcial que aclare los hechos y penalice a los culpables.
Turquía se encuentra en la posición 154, de 179 países, en la clasificación mundial de Reporteros Sin Fronteras en relación al respeto a la libertad de información.
http://www.schott-music.com/shop/resources/635114.jpgUno de los casos, más mediático, que muestra la actitud represiva del gobierno turco, fue el del pianista y compositor turco Fazil Say, quien ha tocado con las Orquestas Filarmónicas de Nueva York, Israel y San Petersburgo, y las Sinfónicas de Baltimore y Tokio, entre otras.
El mismo fue condenado, el pasado 15 de abril, a diez meses de cárcel por "comportamiento y lenguaje blasfemo", después de publicar en su perfil de Twitter unos mensajes en los que citaba al poeta, filósofo y matemático persa Omar Jayam. "Decís que hay ríos de vino en el Paraíso, ¿es acaso el Paraíso una taberna para vosotros?", reza uno de los conocidos versos de Khayam de los que Say se hizo eco.
"Tras anunciarse la sentencia de prisión, el ingreso en la cárcel de Say fue supendido, a cambio de 5 años bajo supervisión en los que las autoridades se asegurarían de que no volviese a cometer un delito similar. Suena a toque de atención y a intento de sentar un precedente. Una advertencia al compositor y a cualquiera que pretenda explorar los límites de la libertad de expresión en el país", publicaba en esas fechas el portal de noticias El Diario.
La censura en la red es una de las variables que identifica a un sistema autoritario, así como la libertad en la misma permite un cierto análisis de la calidad democrática de un país.

 
Imágenes de la represión en Turquía en un vídeo montado con música de Fazil Say. 


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