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martes, 17 de septiembre de 2013

Estados Unidos, El lunes trágico terminó con 13 víctimas por un nuevo tiroteo en el país

Un grupo de ciudadanos sale del edificio con las manos en alto tras el tiroteo. / ALEX WONG (AFP)
Barak Obama se encuentra frente al enésimo acto de violencia gratuita durante su gestión al frente del gobierno de los Estados Unidos. Su lucha por regularizar y controlar la posesión de armas de fuego parece estar condenada al fracaso, debido a los lobbys de la industria del armamento, a pesar de los contínuos eventos de este tipo que se viven en el país. El ataque a la Maratón de Boston, la matanza de niños en Newtown, el ataque en el cine de Aurora y, antes de eso, el asesinato de 13 personas en la base militar de Fort Hood, son algunos de los ejemplos más significativos.
Como en cualquier tiroteo de los que han copado las portadas de los medios estadounidenses en los últimos años, cuando se producen matanzas como la de ayer lunes en Washington, en las que trece personas pierden la vida, incluido el atacante, siempre se busca saber quién es el sospechoso y los motivos, si los hay, para su ataque.
Trece personas muertas y 14 heridas a menos de cinco kilómetros de la Casa Blanca, y a tan solo dos del edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de los Estados Unidos, el Capitolio, por los disparos de una persona "tan fuertemente armada que parecía ir para la guerra", según lo describen algunos testigos.


Aunque al principio la policía trabajaba con la hipótesis de un tiroteo múltiple, al final se descartó y fuentes oficiales aseguraron que la matanza fue obra de una única persona.
En este caso, la policía sólo tardó unas horas en dar el nombre del hombre que presuntamente abrió fuego en el interior de una base naval de la Marina de EE.UU. en la capital: Aaron Alexis.Enseguida llegaron sus primeras imágenes y se pudo empezar a trazar un perfil del supuesto atacante. De 34 años y originario de Nueva York, Alexis fue reservista a tiempo completo desde 2007 hasta que abandonó el ejército en 2011 y ya había tenido al menos dos encuentros previos con la policía por incidentes con armas. También han surgido informes de que el exreservista había recibido tratamiento por enfermedades mentales graves. Según la agencia de noticias AP, Alexis fue tratado por paranoia, oir voces y problemas para dormir.
Pero además de lo que se sabe, también empiezan a surgir las versiones de quienes conocían al sospechoso, que indican que en los últimos tiempos trabajaba en un restaurante tailandés, frecuentaba un templo budista e incluso había viajado a Asia. Pero lo que predominan sobretodo en este tipo de casos son las incógnitas.
Aaron Alexis nació en el barrio neoyorquino de Queens en 1979. Se alistó en el ejército como reservista el 5 de mayo de 2007 y dejó la institución el 31 de enero de 2011 como suboficial de tercera clase por motivos que todavía se desconocen. Allí, Alexis fue contratista de la Armada en el área de tecnología de la información, según le dijo el secretario de la Armada, Ray Mabus, a la cadena de noticias CNN. Concretamente, Alexis trabajaba para The Experts, una empresa subcontratada de la compañía HP para Enterprise Services, donde actualizaba "los equipos de la red interna de la Marina de los Estados Unidos", según un comunicado de la empresa en el que la misma dice que colaborará con las autoridades entregando toda la información del ex empleado que se les solicite.
En los últimos años en el ejército, sirvió en la base militar de Fort Worth, en Texas, donde vivía en la actualidad.
También se ha sabido que, por sus años de servicio en el ejército, fue distinguido con la medalla Nacional de Servicios de Defensa y con la medalla de la Guerra Global contra el Terrorismo.
Aunque no todo fueron medallas para Alexis, quien posee ficha policial por dos episodios de uso de armas. La policia de Seattle, en el Estado de Washington, donde vivió una temporada el tirador, informó ayer de un incidente armado que en 2004 concluyó con la detención del actual sospechoso fallecido pero sobre el que finalmente no se presentaron cargos. Alexis reventó a tiros las ruedas del coche de un individuo con el que mantuvo una discusión. Entonces, Alexis les dijo a los agentes que se había dejado llevar por la ira porque sentía que los trabajadores de una obra se habían reído de él aquella mañana.
El último, en septiembre de 2010, se produjo en Fort Worth, donde fue investigado por disparar al techo del apartamento en el que vivía. La vecina de arriba, con la que Alexis tenía una disputa porque consideraba que era muy ruidosa, llamó a la policía. En esta ocasión argumentó que fue un disparo involuntrario mientras limpiaba el arma y las autoridades aceptaron que fue un accidente, según el informe policial. En aquel momento, según el informe policial, Alexis confesó que "los trágicos eventos del 11 de septiembre" le habían afectado.
La policía cerró el metro y el aeropuerto tras el tiroteo. ALEX WONG (AFP / GETTY)
Quienes compartieron los últimos años de vida con Alexis en Fort Worth lo recuerdan como una persona tranquila que trabajaba ocasionalmente en un restaurante tailandés, acudía a un templo budista y había viajado a Asia y a la que no veían capaz de cometer el ataque.
Tras salir del Ejército, Alexis conoció a Srisan Somsak, un emigrante tailandés que recaló en Fort Worth. Éste le introdujo en la meditación y certifica el buen nivel de tailandés de Alexis. Somsak le ofreció un bungaló de su propiedad para vivir por un alquiler de 600 dólares a condición de que no "bebiera ni fumara" en su interior. Este hombre, de 57 años, ha declarado que siempre pensó que Alexis era suceptible de suicidarse pero nunca de matar a nadie.
El dueño del restaurante Happy Bowl Thai, Nutpisit Suthamtewakul, describió a Alexis como su "mejor amigo". "Vivió conmigo tres años", afirmó Suthamtewakul en declaraciones a la prensa local. "No creo que haya hecho esto. Tiene un arma, pero no creo que sea estúpido. No me parecía alguien agresivo".
Según el dueño del restaurante en el que había trabajado en los últimos años, Alexis dejó la Marina porque no le gustaba levantarse temprano y también se quejó porque consideraba que no le pagaban lo suficiente.
El periódico local Fort Worth Star-Telegraph publica en su página web una entrevista con una de sus editoras, Sandy Guerra-Clide, quien dice haber conocido a Alexis en el restaurante. Guerra-Clide lo define como "un joven dulce e inteligente que dijo que se había mudado a Fort Worth con el ejército y decidió quedarse". "No hablaba de armas ni de nada violento. De hecho, los recuerdos que tengo de él eran sentado en una de las mesas en los que le estaban tratando de enseñar tailandés. Estudiaba la lengua y había viajado a Tailandia hace unos seis meses (...) y estuvo más de un mes", afirma.
La conexión de Alexis con la cultura oriental parecía también espiritual ya que, según algunos de sus conocidos, frecuentaba un centro de meditación budista dos veces a la semana. "Ayudaba a la gente que tenía que cargar cosas pesadas", afirmó uno de los asistentes de los monjes, J. Sirun, al diario The Washington Post. "Desde fuera, se veía como alguien tranquilo, pero creo que era muy agresivo. No le gustaba estar cerca de nadie, como un soldado que ha estado en la guerra", recuerda. Sin embargo, Sirun se mostró sorprendido de que Alexis sea el sospechoso del tiroteo.
Por el momento no se sabe si el sospechoso actuó sólo y la policía dice desconocer qué motivó su ataque y cómo consiguió acceder a un recinto de alta seguridad como el Comando Naval de Washington D.C., en el corazón político-administrativo del país, a poco más de kilómetro y medio del Capitolio.
En un principio, las autoridades dijeron que buscaban a otros dos presuntos atacantes: dos hombres, uno blanco y otro negro, de entre 40 y 50 años y vestidos con ropa militar. Más tarde, anunciaron que encontraron a uno de los hombres -el blanco- y que había dejado de ser sospechoso, pero explicaron que continúan buscando al segundo sospechoso, un hombre negro de unos 40 años con patillas canosas y ataviado con ropa verde oliva similar a un uniforme militar.
"Ninguna información es pequeña", dijo Valerie Parlave, del Buró Federal de Investigaciones (FBI), en una conferencia de prensa en la que dijo desconocer qué pudo motivar al hombre a disparar. "Queremos saber todo lo que se pueda de sus movimientos recientes".
La incógnita. que comenzó a desvelarse en la noche del lunes. fue cómo Alexis logró acceder al edificio. Según le dijo el director ejecutivo de la compañía The Experts, Thomas Hoshko, a la agencia Reuters, Alexis tenía un "permiso secreto" para acceder al edificio, ya que había sido designado para empezar a trabajara allí como contratista civil con una identificación militar. Sin embargo, Hoshko no supo decir cuándo debía empezar su trabajo.
Aaron Alexis
Aaron Alexis, en una foto difundida por el FBI. / Uncredited (AP)

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