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sábado, 17 de agosto de 2013

Ecuador, El Parque Nacional Yasuní, es abierto a la explotación petrolífera por falta de apoyo internacional para su conservación


Según informaba el periódico ecuatoriano La Hora, Rafael Correa anunció en un mensaje a la Nación de 22 minutos de duración, la apertura a la explotación petrolífera del Parque nacional de Yasuní. Para el presidente ecuatoriano la medida es consecuencia del fracaso del proyecto, Yasuni ITT debido a la "global hipocresía" que domina en el mundo, pues la "lógica que prevalece no es la justicia, sino el poder".
Correa mantuvo en su discurso que la decisión era motivada porque "Necesitamos de los recursos naturales para superar la pobreza y el desarrollo soberano; el mayor atentado a los Derechos Humanos es la miseria (...) esta decisión nos desilusiona a todos, pero la historia nos juzgará".
Con estas palabras, tras cerca de siete años de vigencia, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, puso punto final a la iniciativa Yasuní ITT, que proponía dejar bajo tierra 920 millones de barriles de petróleo en el Parque Nacional Yasuní, "el 20% de reservas comprobadas del país", a cambio de recaudar 3.600 millones de dólares (2.700 millones de euros). El mandatario ha pedido la autorización de la Asamblea Nacional, donde tiene mayoría, para iniciar la explotación.
De acuerdo a estudios científicos, el Parque Yasuní ubicado en la Región amazónica ecuatoriana, en las provincias de Orellana y Pastaza, es la región de mayor diversidad biológica del mundo.
El 20 de noviembre 1979 se declaró al Yasuní como Parque Nacional. Esta declaración se la hace por existir en su interior una riqueza natural que debe ser preservada.
Diversos estudios realizados en la zona, por cientistas de varios países, hablan de 150 especies de anfibios, 121 de reptiles, 598 especies de aves, entre 169 (confirmadas) y 204 (estimadas) de mamíferos, y en flora se han identificado 2113 especies y se estima que existirían alrededor de 3100.
La Iniciativa Yasuní-ITT fue una propuesta surgida de grupos ecologistas y asumida por el gobierno de Rafael Correa en 2007, para condicionar la continuidad de la Zona Intangible, parcial o total, frente a la posibilidad de que el Estado ecuatoriano permita la extracción de petróleo que se encuentra en la zona norte del Parque. 
La propuesta del mandatario ecuatoriano para evitar la explotación de los campos de Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) ha resultado un fracaso: en lugar de los 3.600 millones de dólares que pedía (2.700 millones de euros, el equivalente al 50% de lo que el Estado percibiría si extraía los casi mil millones de barriles que se calcula que hay en el parque), hasta la fecha solo se han reunido 13,3 millones de dólares (poco más de 10 millones de euros). Dos de esos millones están en el país y 11,3 en el Fideicomiso Internacional administrado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Por el incumplimiento de los países más desarrollados en la ayuda para la conservación del medio ambiente, Ecuador ordenó la explotación de su mayor yacimiento petrolero en la Amazonía, "ante la escasa respuesta de las naciones ricas para aportar a un fondo económico con el fin de proteger la reserva natural", afirmaba Correa. 
"La iniciativa en redes sociales pro defensa del Yasuní denominada No toquen el Yasuní fue una de las primeras organizaciones en manifestarse luego del anuncio de poner fin a la iniciativa. "Necesitamos total transparencia y que se nos informe y explique con detalles lo que ocurra: No solo en Yasuní también en todas las actividades que extraen recursos de la Pachamama", se pidió en su cuenta de Facebook", publicaba el periódico de Ecuador El Comercio.
Al tener conocimiento de la decisión del Presidente ecuatoriano, El presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), Humberto Cholango, una de las organizaciones sociales más importante del país, ha dicho en twitter que "ahora toca a todos ecuatorianos defender Yasuní y a los pueblos (indígenas) en aislamiento" que habitan en ese sector de la selva amazónica. En el Parque Nacional Yasuní habitan dos nacionalidades: los Tagaeri y los Taromenane.
Paralelamente centenas de manifestantes se apostaban, a las afueras del Palacio del Gobierno, para criticar la decisión adoptaba, mientras, y separados por un cordón policial, unas decenas de partidarios de Correa se fueron agrupando en el mismo lugar, en respaldo a su decisión.
En 1989 la UNESCO declaró el parque como bio-reserva y Herencia Cultural debido a su excepcional diversidad y a la presencia de los grupos indígenas, que viven en aislamiento voluntario, Taromenane y Tagaeri.
Según un documental respecto al parque que se puede encontrar en la web YouTube, la no explotación de los recursos petrolíferos significaría evitar la emisión de 407 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2), principal causante del calentamiento global, que se producirían por la quema de combustibles fósiles, y no poner en peligro la gran diversidad de especies animales y la riqueza de su flora.
El día anterior a la toma de decisión del gobierno ecuatoriano, el Gobierno alemán había anunciado que no pondrá un euro para financiar el proyecto ecuatoriano porque sentaría "un precedente" que podrían querer imitar otros países. Ecuador pedía a Alemania casi 600 millones de dólares a entregar en 13 años.
En una postura totalmente antagónica a la alemana, en noviembre de 2010, la entonces ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, calificó el plan Yasuní de "inteligente y vanguardista" y anunció un aporte inicial de un millón de euros.
Una de las tribus que habitaban en Yasuní, los waorani, hace unos años empezaron a perder su territorio para la deforestación, la explotación petrolífera y el registro ilegal de tierras segun la página web Yasuní Green Gold.
La activista, Esperanza Martínez, de la organización Acción Ecológica, sostuvo que la explotación del ITT "perjudicará la riqueza biológica del área" y alterará la vida de los pueblos indígenas no contactados que habitan en la zona: tagaeri y taromenane.
"Pedimos que se mantenga el área intangible del Parque sin explotar y proteger a los pueblos en aislamiento voluntario", dijo la activista.
Por su parte, sectores sociales y movimientos indígenas, opositores del gobierno, se declararon en movilización permanente y anunciaron protestas en caso de que el Legislativo autorice la explotación.
El aborigen, Carlos Pérez, presidente de la Ecuarunari, unas de las principales organizaciones indígenas, pidió al gobierno realizar una consulta popular para que el pueblo, en las urnas, decida sobre la explotación del crudo en la zona de alta biodiversidad.
"Que se llame a consulta popular, si los ecuatorianos deciden la explotación del Yasuní que haya explotación, caso contrario, eso (el petróleo) quede en la zona intangible", afirmó a periodistas.
Según el periódico ecuatoriano La Hora, la ministra de Ambiente, Lorena Tapia, reconoció "que la decisión “fue dura” pero que es necesario poner los recursos naturales en beneficio de los ciudadanos. Hay que pensar con realismo".
Rafael Correa por su parte, citó el Plan del Buen Vivir para justificar la explotación, pues el país necesita inversiones superiores a los 70.000 millones de dólares (52.900 millones de euros) para erradicar la pobreza y extender el bienestar a las comunidades menos favorecidas. Por eso volvió a citar su habitual frase: "No me gusta la minería, no me gusta el petróleo, pero mucho menos me gusta la pobreza y la miseria".
Asimismo afirmó que la explotación del 1 por mil del parque representarán unos ingresos para el país de 18.000 millones de dólares, que servirán según sus palabras textuales "para vencer la miseria especialmente en la Amazonía, que registra el mayor índice de pobreza".
Sin embargo este argumento no sirvió para convencer a las personas más sensibilizadas con la preservación de nuestro medio ambiente.
Tampoco podemos dejar de destacar la actitud de indiferencia del gobierno alemán, junto a la falta de apoyo internacional al proyecto, respecto a los perjuicios para el mundo, en general, que puede producir la exploración petrolífera de la zona, que hoy prometen que será el 1 por mil, ¿pero, y mañana?. 
El fracaso de este proyecto nos demuestra que en el mundo capitalista sigue imperando la ganacia frente a la conservación del medio ambiente, y la doble moral existente: mientras emiten discursos populistas sobre la necesidad de disminuir la contaminación ambiental, son incapaces de participar activamente en un proyecto con ese objetivo.
Vista del parque. Foto capturada de la web El Comercio.com

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