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miércoles, 19 de junio de 2013

Mundo, El negocio millonario de la represión a las libertades democráticas


Em foto, é possível ver que a bandeira brasileira Foto: Reprodução

La falta de restricciones a la exportación de armas no letales, permite que el gas, fabricado por la empresa  Condor SA, de Rio de Janeiro, sea empleado ahora por la Policía de Turquía en la represión de las crecientes protestas contra el gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
Casualmente la web de esa sociedad, que se anuncia como empresa de tecnologías no letales, está en manutención desde hace unos días.
El periódico brasileño O Globo publicaba en enero del pasado año "Entre las muchas cápsulas de gas lacrimógeno recogidas por los activistas pro-reforma de Bahrein, llama la atención las plateadas, cuyos rótulos impresos en azul ostentan la bandera de un país bien distante: Brasil".
Una importante activista de los derechos humanos del país asiático, Zainab al-Khawaja, avisaba que los compuestos químicos de los gases brasileños eran superiores a los de cualquier otro país. Ésta acusaba a los gases producidos en Brasil de haber ocasionado la muerte de un bebé de 5 días, en un barrio de Bilad-Kadim, cuando la casa fue invadida por los gases utilizados para reprimir una de las continuas protestas que se vivían en Bahrein, a principios del pasado año, y que fueron brutalmente reprimidas.
En un artículo publicado hoy por la BBC, se puede leer, "El que piense que vivimos en un mundo dominado por la austeridad y la falta de inversión empresarial no se ha fijado en los números de la industria del gas lacrimógeno y los jugosos contratos que están recibiendo de los gobiernos.
Aquí se rompe el molde. Desde la Primavera Árabe, el mercado de seguridad interna en el Medio Oriente tuvo un incremento del 18% en su valor, rozando los 6.000 millones de euros en 2012".
El gas lacrimógeno ha sido el producto represivo más utilizado en el desalojo del Parque Gezi en Estambul este fin de semana, así como en la represión de las manifestaciones de Ankara y otras ciudades turcas.
En estos días de protesta democrática que vive Brasil, el gas está siendo usado de forma abusiva para reprimir las manifestaciones del pueblo brasileño que reclama contra el aumento de las tarifas de los transportes públicos, la corrupción y el excesivo gasto en la organización de los próximos eventos internacionales, a nivel deportivo (Copa del Mundo, Olimpíada) que acogerán diferentes ciudades del país.
Varios países árabes, como Egipto o Túnez, están aumentando, considerablemente, sus compras de material antidisturbios en unos momentos en que están negociando, importantes préstamos, con el Fondo Monetario Internacional para cubrir sus diferencias presupuestarios. En algunos países europeos, lastrados por la plaga de la austeridad, las cosas no son excesivamente diferentes.
"El presupuesto 2012 del gobierno español de Mariano Rajoy contempla recortes en prácticamente todas las áreas, pero en material antidisturbios el gasto se eleva de unos 173.000 euros a más de tres millones en 2013", avisa la BBC.
En España, la familia Bardisa Jordá es la proveedora casi en exclusiva, a través de la empresa Falken S.A., del  material antidisturbios para las  Fuerzas Armadas de varios países, incluido el estado español.
El pasado año su presidente Jorge Enrique Bardisa Jordá,  hermano del antiguo diputado del Partido Popular, desde 1996 hasta 2004, Ismael Bardisa Jordá y actual miembro del Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid, firmó varios contratos con las diferentes cuerpos policiales de España y sus Comunidades Autónomas, por un valor cercano a 1,5 millones de euros, para la venta de artificios lacrimógenos y fumígenos También firmó el verano pasdo un contrato, por un importe de 819.933 euros, con el Ministerio de Defensa al que venderán artificios fumígenos y de señales.
Anna Feigenbaum, que investiga la historia política del gas lacrimógeno en la Universidad de Bournemouth en el Reino Unido, estima que austeridad y aumento de los gastos de seguridad van de la mano. "Con la austeridad ha habido una gran intensificación de las protestas y del uso del gas lacrimógeno. Grecia ha estado a la vanguardia en este respecto", indicó a BBC Mundo.
Resumiendo que para la industria de artefactos antidisturbios y represivos no existe nada mejor que las crisis económicas y sociales, pues con las mismas engordan sus beneficios anuales.
Bahrein, Chile, Egipto, Túnez, España, Francia, Alemania, Brasil o India, forman parte de una larga lista de países que utilizan los gases lacrimógenos como herramienta central para la represión de manifestaciones de protesta.
"En Turquía, en Egipto, en Bahrein, el gas lacrimógeno está siendo utilizado como si fuera un arma, es decir, se lo usa en lugares cerrados y a veces como munición que se dispara contra alguien. La idea de que es mejor que otro tipo de armas, como armas de fuego, tiene dos problemas básicos. Primero es que, desde el punto de vista de los derechos civiles, se plantea que la alternativa: es o un arma de fuego o el gas lacrimógeno, en vez de concentrarse en la posibilidad de mediación, diálogo y solución de los problemas que motivaron la protesta. La opción pasa a ser: los ametrallamos o los envenenamos con gas lacrimógeno", comenta Anna Feigenbaum, experta en gas lacrimógeno de la Universidad de Bournemouth, para el periódico argentino Página/12.
En momentos en que Estados Unidos aprobó el suministro de armas a los rebeldes en Siria por haber sido atacados con armas químicas, nadie recuerda que el gas lacrimógeno es considerado un arma química por la ONU y que las compañías estadounidenses son dominantes en el mercado, con la creciente competencia de firmas chinas y de la brasileña Condor Non-Lethal Technologies.
"Interrogada sobre el incentivo a Cóndor y otras empresas brasileñas en Turquía, la Apex (Agencia Brasileña de Promoción de las Exportaciones e Inversiones) no respondió a ninguna requisión hasta el momento de esta publicación", publica la web América Economía. De acuerdo con el periódico turco Sozcu, el ministro de Comercio Hayati Yazici informó que en los últimos doce años el país importó 628 toneladas de gas lacrimógeno y spray de pimenta sobre todo de Brasil y los Estados Unidos. El valor de las importaciones llegó a US$ 21 millones.
En pleno proceso de la denominada Primavera Árabe, compañías estadounidenses exportaron unas 21 toneladas de munición, equivalentes a unas 40.000 unidades de gas lacrimógeno, a Egipto y otros países que vivían, en sus calles, movimientos exigiendo la democratización de sus sociedades.
En términos de manejo de protestas, nada ha cambiado con la "democratización" egipcia. Este año el ministerio del Interior ordenó unos 140.000 cartuchos de gas lacrimógeno al mismo elenco de exportadoras estadounidenses.
Para Anna Feigenbaum, "Las armas que pueden matar gente no pueden ser no letales. Lo que pasa es que por presión de los gobiernos y las corporaciones, se cambió el nombre de 'arma química' a 'irritante químico' o 'instrumento de control de disturbios'. Esto ha producido una normalización. El gas lacrimógeno que se comenzó a usar en el "control de multitudes" en la década del 30, se generalizó a partir de los años 60", señaló a BBC Mundo.
Estudiantes en Sao Paulo en las protestas durante la Copa de Confederaciones.
Gases en São Paulo para reprimir las manifestaciones contra el aumento de las tarifas del transporte público.

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