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lunes, 17 de junio de 2013

Alemania, el milagro económico a costa del empobrecimiento de los trabajadores

En Alemania no existe un salario mínimo legislado. El precio de la hora trabajada se acuerda entre la empresa y el empleado y resulta del equilibrio entre la oferta y la demanda de mano de obra en cada sector de la economía. En aquellos casos en los que la retribución laboral queda por debajo de lo que se considera mínimo de subsistencia, el Estado completa los ingresos.
Según datos de la Agencia Federal de Empleo citados por Süddeutsche Zeitung, casi 1,3 millones de trabajadores a jornada completa en Alemania no llegan al mínimo de ingresos de 850 euros netos mensuales, por lo que entran en el programa de ayudas sociales denominado "Hartz IV".
Por otra parte, un estudio realizado por la Universidad de Duisburg-Essen y citado por el periódico alemán Deutsche-Welle indica que los trabajadores pobres de Alemania aumentaron en 2,3 millones de personas llegando a 8 millones en 2010, cifra equivalente al 23,1% de la población trabajadora del pais. El informe señala que uno de cada 4 trabajadores recibe bajos salarios, es decir, muy por debajo de 9,15 euros/hora. Durante los últimos 15 años, las filas en Alemania de los "trabajadores pobres" se incrementaron en 2,3 millones de personas. 
"A pesar de una marcada desaceleración de la economía mundial, Alemania está disfrutando de un auge sin precedentes de puestos de trabajo con las cifras de empleo que golpea cada vez nuevos máximos. Pero para muchos el milagro tiene un precio", indicaba el DW.
Los trabajadores pobres se ven obligadas a vivir con salarios promedio de € 6,68 ($ 8,72) por hora de trabajo en el oeste de Alemania y € 6,52 ($ 8,51) en los estados económicamente menos desarrollados de la mitad oriental del país.
La distrubición es, aproximadamente la siguiente: 4,1 millones de trabajadores cobra menos de 7 euros, 2,5 millones menos de seis y 1,4 millones menos de cinco euros la hora trabajada, comenta el Confidencial.com. Para añadir, "Curiosamente, los salarios miserables han aumentado más en los Länder occidentales, los más ricos, (un 68 por ciento) que en los orientales (la antigua RDA) en los últimos quince años".  
El periódico El País publicaba en febrero del pasado año, "Anja lleva seis años encadenando contratos para limpiar y lavar platos por dos euros la hora. Vive en la ciudad alemana de de Stralsund, una atractiva y pintoresca ciudad costera. Se sorprende cuando los periódicos alemanes hablan del "milagro laboral" del país. En un pequeño apartamento de la misma ciudad un hombre de 50 años asegura: “Mi empresa me explota”. Habla sentado en la cocina de su pequeño apartamento situado al este de Stralsund. "Si pudiera encontrar algo mejor, ya me habría ido", añade. Anja, que prefiere no dar su nombre completo por miedo a ser despedida, tampoco puede permitirse ir a los cafés de su ciudad".
"He visto gente que ganaba solo 55 centavos de dólar a la hora", afirmaba Peter Huefken, jefe de la agencia de empleo de Stralsund, para ese diario. Peter fue el primero en demandar a los empresarios por pagar tan poco y tenía como objetivo animar a otras agencias de empleo a seguir su ejemplo.
En El Confidencial.com se podía leer el pasado mes de mayo, "Estas son las consecuencias de la reforma laboral que entró en vigor en el año 2005 y de la negativa oficial a introducir un salario mínimo profesional. Y demuestran que, en contra de lo que se afirma en España, en la República Federal se crean puestos de trabajo, sí, y la tasa de paro es de un 6,7 por ciento, pero se crea sobre todo empleo de baja calidad, con sueldos bajos o muy bajos, trabajos temporales o trabajos mercenarios y precarios proporcionados por agencias de colocación o intermediarios, sin ninguna garantía de futuro. Así cualquiera puede ser competitivo en Europa, chinos aparte".
Esta situación, que se está intentando extender al resto de Europa, por parte de gobierno y empresarios, contrasta con algunos salarios que se pagan a ejecutivos de importantes empresas, en diversos países europeos, o jubilaciones millonarias, aunque estén acusados de corrupción o negligencia
El crecimiento del empleo en Alemania se ha debido fundamentalmente al aumento del modelo de bajos sueldos y a las agencias de trabajo temporal, impulsados por la desregulación y la promoción de la de flexibilidad y a los contratos de bajos ingresos, subvencionados por el Estado, llamados mini-jobs.
Con este sistema la cifra de desemplados en el país bajó considerablemente, pasando de casi cinco millones en 2005, lo que representaba cerca de un 20% de desempleo, a menos de dos millones en la actualidad, que sitúa el paro en niveles del 6,7%, frente al 23% en España ó el 18% en Grecia.

Estas cifras contrastan con la buena imagen del mercado laboral alemán, entre los más saneados de la UE, especialmente en lo que concierne al desempleo juvenil, que afecta a menos del 8 % de esa franja de la población activa, frente a los porcentajes superiores al 50 % en los países más castigados por la crisis. "Der Spiegel" remite sus informaciones a un estudio del Instituto de Macroeconomía e Investigaciones Económicas Hans Böckler, que destaca la buena situación, en términos globales, del mercado laboral alemán, pero también los importantes desequilibrios salariales.
A pesar de la propaganda oficial y de lo que se cree en el extranjero, los alemanes experimentan un creciente malestar ante este nuevo mundo, en el que sólo las élites políticas y económicas, encerradas en sus propios círculos, parecen disfrutar de privilegios y de un futuro asegurado.
Nadie puede descartar que todo este fondo de malestar y de desagrado se pueda transformar un día en violencia. Y si ese día llega, todavía el Estado se preguntará ¿por qué?.

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