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viernes, 22 de marzo de 2013

Bosco Ntaganda, el exterminador de África, será juzgado en La Haya

El "señor de la guerra" y ex general congoleño Bosco Ntaganda, refugiado en la Embajada de Estados Unidos en Ruanda desde el pasado lunes, ya está a camino de La Haya donde será juzgado por el TPI (Tribunal Penal Internacional) de diez cargos, siete por crímenes de guerra y tres por crímenes contra la Humanidad, en concreto por homicidios, violaciones y reclutamiento de niños soldado en la región de Ituri (noreste de la República Democrática del Congo, RDC) entre 2002 y 2003, cuando comandaba el grupo rebelde Fuerzas Patrióticas para la Liberación de Congo (FPLC).
El Gobierno de Estados Unidos, que no ha podido explicar hasta la fecha los motivos por los que Ntaganda escogió su Embajada para refugiarse.
Nacido en 1973, en Kiningi, un pequeño pueblo al pie de las montañas Virunga en Ruanda, tuvo que escapar muy joven hacia la República Democrática del Congo por los ataques contra su etnia, la tutsi.
A los 17 años tomó las armas, cuando se unió a rebeldes ruandeses contra el genocidio. A partir de entonces estuvo luchando con diferentes grupos, hasta que terminó liderando el poderoso Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP, por sus siglas en inglés).
A partir de ahí su biografía tiene un histórico de violencia, un rastro de sangre que fue dejando por todos los lugares por lo que pasaron sus tropas.
Ntaganda ha ejercido de comandante de otros dos grupos rebeldes que han operado recientemente en la zonas de los Kivus (en el este de la RDC), el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) y el citado Movimiento 23 de Marzo (M23), pero de momento no ha sido acusado por las violaciones de Derechos Humanos cometidas por estas dos milicias.
Lo cierto es que ni las órdenes de captura del TPI (emitidas en 2006 y 2012) ni la nacionalidad ruandesa de Ntaganda impidieron que el antiguo rebelde se integrara entre 2009 y 2012 en el Ejército congoleño, en cuyas filas comandó, en calidad de general, las operaciones militares contra los rebeldes ruandeses hutus refugiados en el este de la RDC.
Según el rotativo congoleño, Le Potentiel, su confirmada, nacionalidad ruandesa habrían obligado al presidente de Ruanda, Paul Kagame, a desmarcarse de las palabras de su ministra de Asuntos Exteriores, Louise Mushikiwabo, quien el pasado martes había declarado que su Gobierno no tenía nada que ver en este asunto porque, entre otros motivos, el sospechoso tenía "nacionalidad congoleña". 
Pero Ntaganda, de acuerdo con un informe de un grupo de expertos de Naciones Unidas sobre el embargo de armas en Congo, no es exclusivamente un "soldado", ya que tiene una intensa actividad "empresarial", mediante su entramado de operaciones de contrabando a gran escala, protegiendo con unidades militares esas operaciones, así como sus propiedades. Es el dueño, conocido, de una fábrica de harina, un hotel, un bar y un rancho de ganado. 
"El grupo estima que Ntaganda gana cerca de US$15.000 por semana a través de impuestos que cobra en sus propiedades", escribieron los expertos en el informe.
El Grupo de Expertos de la Naciones Unidas también reportó a finales de 2011 que Ntaganda controlaba las minas de Mungwe y Fungamwaka, cerca de Numbi, a través de la compañía Great Lakes Mining Company y recibía beneficios de la explotación minera en Nyabibwe, a través de su alianza con el Coronel Saddam Ringo. En Rubaya, Ntaganda obtuvo grandes ganancias derivadas de los impuestos recolectados por su policía minera "paralela".
Anneke van Woudenberg, miembro de la organización Human Rights Watch, de las pocas personas ajenas a su entorno que tuvo contactos con él, ha comentado que el rasgo más resaltante de su personalidad es "su extraordinaria sangre fría".
Para los congoleses, se trata de un hombre que se pone al frente de las operaciones que lidera y participa activamente en ellas, como pudieron atestiguarlo, un grupo de, periodistas de diversos medios de comunicación internacionales, que lo filmaron en 2008, cuando comandaba la entrada de sus tropas a la villa de Kiwanja, donde 150 personas fueron masacradas en un solo día.
 La CPI emitió la primera orden de arresto contra Ntaganda en 2006 por sospechas de haber cometido crímenes de guerra, entre ellos el reclutamiento de niños menores de 15 años como soldados para usarlos en combate entre 2002 y 2003, cuando fue comandante de las Fuerzas Patrióticas para la Liberación del Congo (FPLC).
Según diversas informaciones, Ntaganda huyó a Ruanda tras producirse, en las últimas semanas, una escisión del M23 por diferencias de opiniones sobre si se debe firmar un acuerdo de paz con el Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) para acabar con el conflicto en el este del país.
El general rebelde se refugió, el pasado 18 de marzo, en la Embajada estadounidense en Kigali, desde la que expresó su deseo personal de ser entregado al Tribunal de La Haya. Fuentes congoleñas han asegurado que Ntaganda ha optado por entregarse y arriesgarse a una fuerte pena de cárcel por temor a ser asesinado por sus propios lugartenientes del movimiento rebelde M23.
Ahora sólo resta esperar que la justicia dictamine su culpabilidad, y lo aleje para siempre de las tierras de África.



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