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sábado, 2 de febrero de 2013

Victor Jara, 40 años después puede tener justicia


Victor Jara  
Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
son cinco minutos
la vida es eterna
en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel.
La sonrisa ancha
la lluvia en el pelo
no importaba nada
ibas a encontrarte con él
con él, con él, con él
que partió a la sierra
que nunca hizo daño
que partió a la sierra
y en cinco minutos
quedó destrozado
suena la sirena
de vuelta al trabajo
muchos no volvieron
tampoco Manuel.

Te recuerdo Amanda
la calle mojada
corriendo a la fábrica
donde trabajaba Manuel

Para muchos Víctor Jara es alguien absolutamente desconocido, otros quizás hayan escuchado alguna referencia a su música y para otros es un referente de la música revolucionaria, de protesta contra la opresión y la dictadura.
Actor, director teatral y cantante, Víctor Jara alcanzó fama con temas como "Te recuerdo Amanda", "El cigarrito" o "El derecho de vivir en paz", melodías de amor y protesta social que lo convirtieron en un ícono de la música popular latinoamericana.
La historia comienza un 11 de Septiembre de 1973, cuando el nuevo comandante en jefe, general Pinochet, que en vísperas había jurado fidelidad al presidente Allende, encabezó el golpe de estado que derrocaría y acabaría con la vida del Presidente electo - en las elecciones del 4 de septiembre de 1970- por el voto popular, Salvador Allende, un líder político que intentó encaminar a Chile hacia un Estado socialista por la vía democrática y de la unión popular y usando la legalidad vigente (vía chilena al socialismo). Fascista y asesino encubierto con la máscara constitucionalista, Pinochet dió orden de asediar el palacio de La Moneda con la inestimable ayuda de los Estados Unidos que, desde que Salvador Allende ganó las elecciones, intentó a cualquier precio que el mismo no asumiera el poder debido a sus ideario político y la vía economíca que soñaba emprender en Chile, la cual pasaba por la nacionalización de la importante minería del cobre y la estatización de los sectores claves de la economía.
Sorprendido en la Universidad Técnica del Estado, donde iba a cantar en el marco de la exposición "Por la vida, contra el fascismo" fue detenido junto a profesores y alumnos. Junto al resto de detenidos lo llevaron al Estadio de Chile (actualmente estadio Víctor Jara, lugar en el que hay una placa en su honor con su último poema) donde permaneció detenido durante 4 días. Según numerosos testimonios, lo torturaron durante horas y días, sufriendo quemaduras de diversa índole, simularon varias veces su fusilamiento, jugaron a la ruleta rusa y finalmente le golpearon las manos con tanta saña que acabaron rompiéndoselas -e inclusive fueron cortadas antes de su muerte según testimonio de uno de los ex soldados que participaron en el asesinato-, para finalmente, y "jugando" a la ruleta rusa, recibir un tiro fatal. Posteriormente acribillado a balazos -el cuerpo es encontrado el día 19 de ese mes con 44 impactos de bala- fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del cementerio Metropolitano en el acceso sur a la ciudad de Santiago, capital del País.
Salvado in extremis de ser enterrado en una fosa común, por su esposa y unos amigos, sus restos reposaron hasta el año 2009, durante 36 años, en un humilde nicho en el Cementerio General de Santiago.
Este es el último poema que pudo dejarnos instantes antes de su asesinato.
Somos cinco mil
en esta pequeña parte de la ciudad.
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Solo aquí
diez mil manos siembran
y hacen andar las fábricas.
¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!
Ayer la Justicia chilena pidió a Estados Unidos la extradición del ex oficial del Ejército chileno Pedro Pablo Barrientos, acusado como uno de los autores materiales del crimen, así como había ordenado anteriormente la captura de ocho ex oficiales del Ejército chileno, acusados como autores y cómplices del asesinato de este gran cantautor chileno y luchador por las libertades humanas. La historia, el pueblo y la democracia claman justicia.                                         

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