El miércoles de la semana pasada Israel atacó una plataforma de lanzamiento de misiles
tierra-aire, un convoy militar que se dirigía hacia Líbano, y un complejo militar que, supuestamente, reúne agentes
químicos, situados cerca de Damasco, capital de Siria, en unos bombardeos que causaron diversas víctimas. Para Siria estos ataques "muestran el
verdadero papel jugado por Israel, en colaboración con las fuerzas
extranjeras enemigas y sus agentes en suelo sirio, para desestabilizar y
debilitar a Siria", dijo Asad en un encuentro con Said Jalili,
secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional en Irán. El responsable iraní, por su parte, insistió en la coordinación entre Teherán y
Damasco para hacer frente a los "complots y proyectos extranjeros que
tienen el objetivo de desestabilizar la seguridad en la región".
Irán e Israel parecen estar aprovechándose de la guerra civil siria para exhibir
"músculo" y han iniciado una campaña de amenazas mutuas, en una particular partida de ajedrez, que de superar ese listón pondría en riesgo la seguridad y estabilidad de Oriente Medio. En la Conferencia de Seguridad
de Múnich del fin de semana pasado se pudo volver a observar el juego dialéctico entre Irán e Israel, algo que no es ninguna novedad desde hace años. Así, las amenazas de Irán a Israel -un clásico en la
política exterior de Teherán, firme aliado del régimen del presidente
sirio, Bachar Al Asad- y la ambigüedad en el desarrollo de su programa
nuclear han tenido como contrapartida las nunca ocultas intenciones
israelíes de ejecutar algún tipo de ataque preventivo contra territorio iraní para
neutralizar sus instalaciones atómicas.
Para el comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución de Irán, general Mohamad Ali Yafari,
en declaraciones efectuadas a la agencia oficial IRNA, tras el ataque israelí a Siria "la resistencia y las represalias son el único camino
para enfrentarse a Israel".
Mientras, desde Rusia se lanzan advertencias a Israel y a Occidente sobre
cualquier posibilidad de ataque militar contra instalaciones nucleares iraníes, aunque al mismo tiempo suavizaba su posición haciendo un llamamiento a Irán sugiriendo "que Teherán debería agilizar su cooperación con las inspecciones de sus sitios nucleares".
Por su parte el ex jefe de la Inteligencia israelí, el General de División en la reserva, Amos Yadlin, dijo el lunes que es preferible una solución diplomática que militar, aunque también advirtió que "un Irán con armas nucleares es muchos más peligroso que un ataque a la República Islámica".
Sin embargo, la evolución del contencioso iraní, e incluso la posibilidad de que
Israel ejecute un ataque contra Irán, debería de contar con la
autorización (aunque fuese implícita) de Estados Unidos, que hasta la fecha no
se ha mostrado especialmente entusiasta con tales planes, si bien siempre ha
subrayado que, de forma permanente, todas las opciones están siempre sobre la mesa. En este sentido dos días después del ataque, el secretario
estadounidense de Defensa, Leon Panetta, dijo a la agencia AFP en Washington que
había una creciente preocupación sobre la posibilidad de que el "caos"
en Siria permita al poderoso grupo libanés Hezbolá obtener armamento
sofisticado desde Damasco y apoyaron la tesis de funcionarios israelíes del peligro que podría suponer que el arsenal sirio, en especial los agentes químicos,
terminen en
manos de Hezbolá, un grupo aliado a Irán.
Tampoco podemos dejar de recordar que, en la necesidad de asegurarse la renovación de la confianza del electorado, el primer
ministro Benjamín Netanyahu, mantuvo como eje de su campaña electoral, para los comicios celebrados el pasado 22 de
enero, la seguridad de Israel frente a la amenaza nuclear de Irán.
Mientras, las matanzas de civiles y opositores al régimen dictarorial de Assad continuan en Siria en medio de una cierta indiferencia internacional.
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